ALTAVOCES

Leí hace unos días que en una localidad catalana iban a combatir los problemas que les ocasionan los estorninos instalando unos altavoces que emitirán periódicamente gritos de ave de rapiña. Los engañarán con mentiras acústicas, vaya, que siempre será mejor que exterminarlos con alguna otra idea más feroz.
De hecho, la idea en cuestión sería francamente feliz si en cada institución bancaria, juzgado, hemiciclo, institución pública, población, pudiéramos instalar altavoces disuasorios que evitasen la proliferación de especies peligrosas cada vez más extendidas, es decir chorizos, usureros, parásitos, explotadores, contaminadores, maltratadores, tiranos y demás fauna realmente indeseable.
Pero ni que decir tiene que por supuesto el invento estaría en sus manos. Así que más vale no dar demasiadas ideas, porque de lo contrario me veo el paisaje lleno de altavoces emitiendo en longitudes de onda suficientemente perversas como para disuadir de una vez por todas a colectivos de inmigrantes sin techo, activistas antiglobalización, gente damnificada de estafas millonarias, Trabajadores y trabajadoras con reivindicaciones, colectivos de mujeres maltratadas o cualquier otra agrupación mínimamente sospechosa de querer lo que es suyo y le corresponde.

Particularmente, espero que a la clase docente catalana no nos disuadan, que haya una respuesta contundente y multitudinaria a la jornada de huelga del día 14 y que la gente vayamos en masa a la mani.
Si hace falta, ya llevaré yo el altavoz.