martes, 11 de agosto de 2015

COPENHAGUE ... ( y 3)

Algún apunte queda en el tintero, vamos con la última entrega. 

¿Hay tantas rubias? ¡Ya lo creo! ...¡Y guapas, la verdad!
Y vestidas de negro, que así se nota más que son rubias, jeje
Estoy convencida de que en el fondo de armario de las escandinavas 
siempre hay bastante negro, algo blanco... y el consabido jersey blanco con rayas azules.







¡Peatones, sí!! Lo apacible que resulta Copenhague en general no es debido únicamente a los mayoritarios desplazamientos en bicicleta, sino también a las grandes zonas peatonales que tiene la ciudad. La red peatonal de Copenhague se ha extendido hasta tener unos 100.000 m2.. Un lujo.

Stroget es una zona peatonal en el centro de Copenhague.  
Es el paraíso de los compradores. 
Está llena de tiendas caras, marcas... .  y gente.
A mí me gustaron mucho más las calles peatonales adyacentes, 
mucho menos concurridas y llenas de pequeñas tiendas, galerías, 
y restaurantes diminutos de todo tipo de cocina.
Una ley municipal impide que las grandes superficies devoren a los pequeños comerciantes, y los peatones pueden elegir entre cantidad de originales tiendas, vanguardistas galerías e increíbles talleres en los que se hace y se diseña de todo. 



¿Obras en verano? ¡No pasa nada!!

Había muchas obras en Copenhague. Las más notorias eran las de la plaza Kongens Nytorv, una de las plazas más concurridas en el centro de la ciudad. 
Primero me dije: vaya temporada para hacer obras, cuando está a tope de turistas.  Pero después pensé que en estos climas el verano debe ser la mejor época para hacerlas, sin las dificultades añadidas por la lluvia persistente, la nieve o las bajas temperaturas de otras estaciones.
En fin, por lo que fuera, había muchas obras.  Pero los daneses, que son muy creativos y positivos, lo que hacen es taparlas con montajes artísticos, de manera que donde hay una obra, hay también una curiosa exposición.
Véanse los ejemplos de los murales y los bonitos tinglados que se pueden ver "tapando obras" en Copenhague.  


Puertas que se abren y se cierran
descubriendo grandes fotografías de personas muy diversas




Superficies que reflejan y deforman el paisaje dando lugar a oníricos decorados 


Murales de caballos a punto de salir en estampida...

...o dispuestos a dejarse montar por criaturas.


Collages de imágenes

Tarimas y descorados

Trampantojos espectaculares
Y en el colmo del posibilismo y de la empatía... ¿Qué pasa si lo que querías tú era precisamente ver las obras? 
Pues también puedes hacerlo, porque hay unos accesos para que los curiosos y curiosas puedan seguir la evolución de los trabajos sin que ello les signifique un peligro.  (Como aquí. Igualico)


Cuentistas de lujo

Existen muchos nombres célebres asociados a Dinamarca y Copenhague: El mítico príncipe Hamlet, el filósofo Soren Kierkegaard, el Nobel de física Niels Bohr, el director de cine Lars von Trier, el músico de Metallica Lars Ulrich, o el futbolista Michael Laudrup. 
Pero probablemente dos de los nombres más conocidos correspondan a dos cuentistas de lujo: Hans Chistian Andersen, autor de maravillosos cuentos que han trascendido todas las fronteras, y Karen Blixen, la famosa baronesa escritora cuya vida recrea la película Memorias de África.
De los dos escritores pueden visitarse sus museos... y si se es mitómano y se dispone de una saneada cuenta corriente, es posible alojarse en sendas suites dedicadas a ellos en el lujoso Hotel d'Anglaterre de la capital danesa.


Hans Christian Andersen mira constantemente el parque de atracciones Tívoli,
al otro lado de la calle.

"Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong..."

Una larga historia

La larga historia del antaño núcleo de pescadores llamado Havn, puerto en danés, ha dejado en la geografía de Copenhague hermosos edificios que se distribuyen principalmente en la parte norte y este de la ciudad.

El centro histórico es muy accesible al paseo, y los palacios, iglesias y museos, se alternan con jardines y bulevares.
La capital danesa ha sabido conservar su patrimonio arquitectónico
 y 
alberga un gran número de monumentos y edificios históricos.

¡¡Vaya metro!!
El metro de Copenhague fue considerado en 2010 como el mejor del mundo. Recorre de norte a sur la ciudad y complementa los recorridos de este a oeste del tren. Todos los accesos a las vías de las estaciones del centro de la ciudad están protegidos por mamparas.
Otra curiosidad: los trenes van sin conductor.



Mmmmmmm! Gastronomía!!

En Copenhague les gusta comer bien. Prueba de ello es que aquí está el restaurante NOMA, del chef René Redzepi,un almacén de sal recuperado al lado de un canal y considerado  durante varios años el espacio gastronómico mejor del mundo.  (Este año 2015 sin embargo "El Celler de Can Roca" se ha quedado con el primer lugar). 
La capital cuenta además con varios restaurantes con una estrella Michelín. 
Sin embargo, y aunque el IVA es de un 25%,  no hace falta rascarse tanto el bolsillo para comer bien aquí, ya que hay una gran oferta y diversidad de locales, y en las zonas peatonales y más bohemias cercanas a la calle Stroget se puede comer griego, nórdico, italiano y lo que haga falta.
A nosotros, fans de la comida thailandesa y oriental en general, no nos costó mucho encontrar un restaurante donde comer sabu-sabu, con su recital de verduras, carnes, salsas y caldo picante.

sabu-sabu
Y cuando el bolsillo ya no aguanta más, siempre es posible comerse una rodepolser en un carrito de la calle, una salchicha roja como un perrito caliente


He disfrutado de mi estancia en Copenhague.  La meteorología ha sido propicia y la ciudad muy entretenida, cuidada y agradable. Tierra de vikingos, de pescadores, marineros y comerciantes.  Ciudad ecológica y de diseño, que cuida el pasado y el presente mirando al futuro.   Tenía ganas de ir. Y me ha gustado, sí.  






sábado, 8 de agosto de 2015

COPENHAGUE (2): POR LOS CANALES

Uno de los clásicos turísticos en la ciudad de Copenhague es dar un paseo por los canales.  El día está muy agradable y el precio es muy asequible, -no llega a 6 euros por un paseo de más de una hora-, así que nos embarcamos para disfrutar de la ciudad desde el agua. ¡Vamos allá!

El recorrido comienza en Nyhavn, traducido como Puerto Nuevo, que es en realidad el viejo puerto, un canal de unos quinientos metros, con preciosas casas de colores a izquierda y derecha, que para mí es uno de los lugares más bonitos y animados de la ciudad.  En las dos orillas se suceden los restaurantes, las terrazas y los músicos. Los veleros anclados terminan de conformar una de las postales más bonitas y características de Copenhague. 
Desde allí salen numerosos barcos turísticos para hacer el viaje por los canales. 
Nyhavn  fue construído a finales del siglo XVII para comunicar el mar con la ciudad antigua y que los comerciantes pudieran llegar hasta el mercado.  

Un barco-faro anclado en el canal Nyhavn,
uno de los bonitos barcos que dotan a esta zona de una gran personalidad y belleza 




Saliendo del canal Nyhavn y navegando en dirección a La Sirenita, podemos observar a derecha e izquierda diversos edificios antiguos y modernos emblemàticos de Copenhague, :


El palacio de Amalienbor, residencia de la familia real danesa
y la preciosa bóveda de la Iglesia de mármol,
donde son organizados los eventos religiosos de la familia real.

El edificio de la Ópera de Copenhague está situada en el islote de Holmen,
 justo delante del palacio de la familia real
por deseo expreso del magnate naviero que la financió.

Hablando de magnates, os presento el "barquichuelo" de Abramóvich,
el petrolero multimillonario dueño del Chelsea,
que descansaba en aguas de Copenhague sus 168 metros de longitud
que lo certifican como el segundo yate privado más grande del mundo
Su nombre, Eclipse.
La E de su nombre parece un €:
debe ser por su valor estimado de 340 millones de los susodichos.

El Eclipse no eclipsa ni mucho menos la belleza del recorrido
 por la bahía del puerto de Copenhague 
eun dia con un tiempo y una luz espectaculares.
     
A los daneses y danesas les encanta el sol y en cuanto asoma
sacan sus hamacas para disfrutar de él.

Vamos acercándonos a La Sirenita, símbolo de Copenhague, un bonito homenaje a uno de sus escritores más famosos, Hans Christian Andersen y a uno de sus cuentos más conocidos.  
La sirenita de bronce también tiene una historia: La modelo había de ser la bailarina del Teatro Real Danés Ellen Price, pero se negó a posar desnuda, por lo que el rostro de la estatua es el de la bailarina y el cuerpo es el de la mujer del escultor. 
La pequeña estatua de bronce asiste melancólica al devenir de miles de turistas que guardan turno para fotografiarse con ella. Por la noche vuelve a estar sola a orillas del Báltico en un cuento interminable. 

La Sirenita fue una donación
  del 
 empresario cervecero de la Carlberg, Carl Jacobsen.
Fue realizada por Edvard Eriksen y la pobre sirenita ha tenido que soportar una historia real de actos vandálicos

Pero como al ser humano le gustan los cuentos y a poder ser con final feliz, desde 2012 La Sirenita de Copenhague tiene un compañero que se llama Han, que quiere decir ÉL en danés.  Está situado en la vecina ciudad de Elsinore y hace compañía a la sirenita a orillas del Báltico. 

Han, el sirenito
Copenhague ha sabido conservar su patrimonio de una manera cuidadosa a la vez que ha apostado por el diseño y las vanguardias arquitectónicas.  No es extraño encontrar sus edificios históricos al lado de obras de vanguardia, como el espectacular Diamante Negro que aúna hierro y vidrio.


El Diamante negro  es un impresionante edificio que refleja el mar y el cielo.
Alberga la ampliación de la Biblioteca Real
y el Museo de Fotografía.





Dejamos la bahía y pasando por debajo de diversos puentes vamos navegando por el barrio y el canal de Christianshavn, con sus terrazas al lado del agua, sus lanchas y barcos, su colorido y su atmósfera pausada. Es un poco el contrapunto de Nyhavn, más turístico.







La iglesia barroca de Nuestro Salvador al fondo
con su bonita torre en espiral

El antiguo edificio de la Bolsa de Valores
y su torre central, con varias colas de dragón enroscadas,
es un edificio emblemático en Copenhague, construído en ladrillo rojo.
Está en la isla de Slossholmen,
zona donde están concentrados los poderes administrativos.


Tras mas de una hora de navegación volvemos al punto de partida.  La música y la animación del canal de Nyhavn nos reciben.
Aún queda tiempo para pedir una Carlsberg bien fresquita en una de las barras abiertas a la calle y una salchicha en uno de los carritos, y sentarse en la orilla del muelle a disfrutar de la música y la buena temperatura.
Como los daneses.

viernes, 7 de agosto de 2015

COPENHAGUE (1): BICIS Y HIPPIES





Tenía muchas ganas de ir a Dinamarca, ese pequeño país... con la isla más grande del mundo. Ese país pequeño, pero con un gran pasado vikingo, navegante, feroz, temido y guerrero, que llegó hasta Constantinopla y que más tarde controló Islandia, Noruega y parte de Suecia.




Tenía ganas de conocer el país con fama de ser el menos corrupto del mundo.  Un país con un estado del bienestar de los más modernos y desarrollados basado en unos impuestos sobre el trabajo muy elevados pero que revierten de verdad en sus ciudadanos con una buena y gran cobertura social.  
Un país con una importante igualdad social y una educación de alta calidad, gratuita en todos los niveles. Un país con una larga tradición de tolerancia. 
Para más datos de esos envidiableseste enlace, o este otro.


En fin, un modelo a seguir en muchas cosas, aunque desgraciadamente, y como en otros muchos puntos de Europa, en los últimos tiempos la sombra de la ultraderecha xenófoba se va señoreando cada vez más del panorama político.  


Así que desde Bergen viajamos hasta Copenhague, la capital de Dinamarca.
Desde el cielo la impresionante obra de ingeniería del Puente de Oresund que une Dinamarca y Suecia anuncia nuestra llegada a Copenhague, una ciudad que me ha parecido abierta, muy paseable, bonita, ecológica y tranquila. Y además en verano con una temperatura muy agradable.


El puente -isla-túnel de Oresund es una magnífica obra de ingeniería
que comunica la ciudad sueca de Malmo con la capital de Dinamarca,
salvando los 16 kilómetros del estrecho del mismo nombre.

La primera imagen al llegar con el confortable metro que une el aeropuerto con el centro de la capital fue ésta:


AHHHHHH !¿Dónde dejé mi biciiiii?

Así que es de recibo comentar lo de las bicicletas en Copenhague.

1.  LAS BICICLETAS SON ...PARA TODO EL AÑO!
Los habitantes de Copenhague tienen una tradición ciclista antigua.  Ya en 1880 muchos de ellos iban al trabajo en bici, costumbre que continúa.  El 50% de los ciudadanos se desplaza al trabajo en bicicleta, incluso si llueve o nieva, hecho que se facilita por los más de 400 km. de carril bici existentes.  

En Copenhague hay muchos miles más de bicicletas que de habitantes 
y cinco veces más que coches.

Ciclistas de todas las edades y vestimentas -los hay trajeados también-, se mueven con facilidad por la ciudad. 
Los turistas pueden disponer de una bici gratuita que pueden coger en una de las estaciones y dejarla en otra.


Los desplazamientos no sólo se circunscriben a la ciudad, sino que los usuarios de bicicletas pueden visitar las playas, castillos, bosques y parques de los alrededores de Copenhague, circulando por segurísimos carriles bici.

Vaya pericia: ¡en bici y con plataformas!


Incluso existe un invento llamado Rueda Copenhague,
un motor eléctrico con energía autorr
ecargable,
que acumula la energía y la guarda para cuando más la necesites.









Copenhague ha resuelto el desplazamiento ecológico. El siguiente reto municipal es el del estacionamiento de sus bicicletas, que se amontonan en muchos lugares dificultando accesos o desplazamientos a pie. Seguro que lo consiguen.

En este enlace información sobre el tema ciclista en Copenhague.
Y en este otro, también

2. ¿Quedan hippies?

En Crhistiania

Bueno... Alguno queda en Christiania, la que nació en Copenhague como ciudad libre en los años 70 y se autoproclamó independiente del estado danés.
Joan había estado en Christiania hacía años, en los primeros tiempos de la utopía libertaria de esta miniciudad autónoma, y le hacía ilusión volver. 
Obviamente, algo te hace dudar de la continuidad real del proyecto cuando te enteras de que es la segunta atracción de Copenhague más visitada por los turistas, pero la esperanza es lo último que se pierde, así que nos dirigimos al barrio de Christianhavn, donde sigue ubicada la ciudad, en el recinto de unos antiguos cuarteles militares.


"Ayuda a Christiania comprando acciones"


El recuadro rojo con tres círculos amarillos que se ve a la izquierda
es la bandera del autoproclamado Estado de Christiania

El arco de la entrada con el nombre de Christiania da la bienvenida, y cuando se traspasa, se encuentran ya los viejos edificios recuperados, los mercadillos y la famosa Calle del Camello, la Pusher Street, donde están los puestos donde se vende marihuana y hachís y está prohibido hacer fotos por motivos obvios.  
En el resto de Christiania y con la prudencia que requiere siempre y en todas partes el hecho de tomar fotografías, yo no tuve ningún tipo de problema por hacer uso de mi cámara.

Al comienzo de Pusher Street diversos letreros avisan
de que no está permitido hacer fotos.
Por si no queda claro,
al iniciar la calle los vendedores de cannabis y hachís
te lo recuerdan a gritos.

Dentro de Christiania no circulan coches y la vida es lo más sostenible y ecológica posible.
Todas las calles son peatonales, muchas de ellas sin asfaltar. 

  
¡El único automóbil que vi, muy representativo, dicho sea de paso!





A algunos de los habitantes de Christiania,-cerca de 1000-, no les gusta en exceso el turismo, pero entienden el interés que despiertan, así que los visitantes son bienvenidos y la comunidad se beneficia de los ingresos que arrojan los pequeños restaurantes, los puestos y el bar.
En la ciudad hay un extenso programa de conciertos y actividades diversas que atrae a visitantes
El objetivo de la ciudad, ya proclamado en el 71 y que sigue leyéndose en su página web es el de "la construcción de una sociedad autónoma, en la que cada individuo es libre de expresarse y es responsable de la comunidad.  Una comunidad que se autofinancie y que evite la contaminación física y mental"
Aquí está su página, por si queréis daros una vuelta.




De momento Christiania resiste.  
Y tiene mucho mérito, porque se halla dentro de uno de los barrios más exclusivos y con más proyección de Copenhague, un auténtico y tentador caramelo para la especulación.
Ojalá dentro de unos cuantos años siga ocupando el lugar físico e ideológico que ocupa.
Para saber más cosicas sobre este barrio legendario, aquí  y  aquí .  
Y para informaciones de primera mano sobre las vicisitudes del barrio y su historia, este enlace con la conversación con uno de los habitantes de Christiania.

SALUD!