domingo, 1 de enero de 2017

MÁS OPORTO, POR FAVOR!


Estuve en Oporto hace unos cuantos años y ya entonces me sedujo.
Esta vez, y aprovechando que nuestro vuelo salía de allí, la revisitamos, comprobando que tuve motivos entonces y los sigo teniendo ahora para decir que me encanta esta ciudad.



La he encontrado mucho más cuidada que hace 8 años.  La Rua das Flores está preciosa y animadísima, con sus establecimientos antiguos y modernos, la gente ocupando las terrazas y disfrutando del buen tiempo, los bonitos edificios rehabilitados... Toda la fachada al río del Barrio de la Rivera está recuperada, luciendo espectaculares sus casas revestidas de azulejos, concurridísimos sus establecimientos, incesante el ir y venir de los barcos que pasean por el Douro...

Barrio de la Ribera con sus balcones y su ropa al sol

Bonita plaza al final de la Rua das Flores
Oporto es una ciudad especial, no debe ser casualidad que le diera nombre a todo un país. Es una ciudad para caminarla y perderse por sus calles muy o poco transitadas, pero todas con su encanto. Es una ciudad evocadora, con su casco antiguo Patrimonio de la Humanidad que se encarama desde el río hasta la parte alta donde continúa el tesoro de su patrimonio.



Una ciudad para pasear, para recorrer el río en uno de sus bonitos barcos con sillas en la cubierta, donde comer bueno, bonito y barato y beber deliciosos vinos aparte de su reconocido oporto. Es un lugar para acercarse a la Casa de la Música y dejarse llevar por la nostalgia de sus fados, o mezclarse con la gente que compra en Rua Santa Caterina y que se acerca al Mercado Bolhao a hacer unas tapas.



Me gusta Oporto.  Y mucho.
Ha cambiado, sí. Se ha lavado la cara en algunos emplazamientos y restaurado lugares emblemáticos. Está mucho más llena de turistas, el viejo mercado de Bolhao no resulta tan auténtico, al café Majestic hay que acceder haciendo cola en la calle... Sí, esos mayores o menores peajes de autenticidad que se han de pagar por los cambios necesarios en las ciudades.



Pero en el fondo Oporto no ha perdido su esencia. Esencia de fado, de café, de pastelito, de calle, de río, de puerto, de oporto.  En fin, como reza el título de la entrada: ¡Más Oporto, por favor!!"
La recomiendo encarecidamente.

ALGUNAS IMÁGENES MÁS
 200.000 azulejos decoran la hermosa estación de Sao Bento,
convirtiéndola en un "pixelado" Museo,
 donde admirar diversas escenas con los hitos más importantes de la Historia portuguesa.
La cuesta de la Rua Santa Catarina, principal vía comercial, siempre llena de gente.
No sólo está bien acercarse a ella por ver el trajín,
sino porque cerca de ella está el Mercado de Bolhao
y varias iglesias de fachadas azules extraordinarias.
La Capela das Almas, en la Rua de Santa Catarina, iglesia del siglo XVIII cuyas fachadas de azulejos representan escenas de S. Francisco de Asís y Santa Caterina
es una muestra de las maravillas arquitectónicas de Oporto.
El Barrio de la Ribera, muy regenerado desde la última vez que lo visité,
está siempre animado por gran variedad de terrazas donde disfrutar un buen oporto,
o un café, considerado de los mejores del mundo con permiso de los italianos. 





Las gaviotas hacen aquí y allá su acto de presencia visual y acústica,
especialmente por la noche.

Hacer un paseo por el Douro es una atracción más que recomendable.
Y si se hace al atardecer, los colores y las luces bañando la ciudad y el río
conforman un espectáculo inolvidable. 

Los bellos y decadentes establecimientos de Oporto te roban literalmente el corazón.
Y sus delicias gastronómicas, también.  Sí, ciertamente son contundentes... ¿y qué?

La Rua das Flores, una de las calles que ha mejorado
y ha sabido mezclar tradición y modernidad

Ocho años más... expertos, jejeje

La Ribera, bella a cualquier hora, pero al atardecer es un espectáculo.
BOA NOITE PORTO!! ATÉ BREVE!