Apostaría que todos los astrólogos de periódicos, revistas, y horóscopos varios, son Aries. O Leo. Fijaos que, curiosamente, son los signos más guay.
Porque mucho cuadrante, mucho analizar la ubicación y los movimientos de las estrellas, mucho horóscopo y mucho futuro, pero ellos, Aries y Leo, son lo más chévere del mundo: emprendedores, energéticos, creadores, entusiastas, aventureros, idealistas, buenos amantes…
No tienen abuela, vaya. Y otra cosa: no pueden ver ni en pintura a los Capricornios. Según ellos, si hay un signo asustadizo, pesimista, conservador, ambicioso y trepa,…ese es Capricornio. Si en todo el horóscopo hay un signo que se hunde ante la adversidad, que trata a sus chiquillos con severidad y rigidez, que es más terco que una mula y que desconfía hasta de su sombra…ese es Capricornio. ¡Y encima de los que peor besa, no os lo perdáis!! Todo lindezas.
Tú dices: calla, que igual los Capricornio son sinceros, honestos, son buenos jefes, o hacen bien la cama… Y no, mira, tampoco, siempre hay un Leo o un Aries que también les pasa la mano por la cara a los Capricornio en esos menesteres y, si no, un Piscis o un Sagitario, que también son tope guays.
Para tus adentros piensas: espera, que a cambio de ser más serios que un plato de habas y unos avariciosos materialistas que se pasan la vida trabajando y haciendo números, serán los más fiables… Pues no, mira, siempre hay un Tauro que les gana a eso también.
En fin, a estas alturas ya habréis adivinado que soy Capricornio, que a mí los astrólogos me caen entre poco y nada bien, y que pongo en cuestión sus predicciones y dotes adivinatorias. Convendréis conmigo que no es para menos. Y como estoy segura o casi de que también dicen que somos los que menos humor tenemos del zodíaco, les dedicaré un chiste:
Llama uno a la puerta de una casa en la que luce un rótulo que reza: “Hermenegildo Sandemetrio, adivino”
-Pom, pom
-¿Quién es?
-¡Pues vaya caca de adivino!!
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