domingo, 12 de junio de 2022

Malta (y 4): MARSAXLOKK Y OTROS TESOROS

El puerto de Marsaxlokk

La Valeta y su área es muy hermosa e interesante, pero alejarse de la densidad metropolitana de la capital de Malta también tiene su recompensa.  Una de estas recompensas la encontramos en un pueblo de pescadores situado en la costa sudeste.  De aguas turquesas y nombre difícil, la imagen de Marsaxlokk sería una de las bellas postales que elegiríamos para enviarle a un amigo, si todavía tuviéramos esa entrañable costumbre de alegrar los buzones de verano de nuestras amistades con postales. Una pena: el whatsap se la llevó.

La tradicional placita de Marsaxlokk, donde no falta -como en cualquier plaza maltesa-, la tienda, el café, la cabina telefónica inglesa y la magnífica iglesia, se abre aquí al mar, a un mar de increíbles tonos turquesa en el que flotan las brillantes y coloreadas embarcaciones maltesas llamadas luzzus.


En Marsaxlokk vemos reunidos varios símbolos de Malta: los vivos colores con los que decoran sus balcones y sus barcas; la Cruz de Malta de ocho puntas, llamada también de San Juan, insignia de los Caballeros de la Orden; y el ojo de Osiris, talismán utilizado des de que los fenicios procedentes de Líbano desembarcaron aquí sus amuletos y costumbres.


Marsaxlokk es el principal puerto pesquero de Malta. Famoso es su mercado dominical de pescado, en el que las capturas de la noche anterior se venden en los puestos delante de la plaza.  Muchos turistas acuden a visitarlo y aprovechan para comer pescado o marisco en uno de los restaurantes del puerto. Nosotros preferimos evitar el domingo, y creo que fue una buena decisión, porque no vimos los puestos, pero a cambio vimos el puerto sin masificaciones, muy tranquilamente,  y pudimos saborear la belleza del lugar y la vida cotidiana de sus habitantes prácticamente solos.






La Marquesa Rosalía Apap Viani Testaferrata sobrevivió a una terrible tormenta en el mar y donó la mitad del coste de la iglesia de Marsaxlokk que empezó a construirse en 1890.
Su deseo fue que llevara el nombre de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya cuya intervención creyó decisiva en su rescate. Y así surgió la magnífica iglesia de Marsaxlokk.  Los pescadores locales cubrieron los costes del grupo estatutario de Nuestra Señora del Rosario, que se puede apreciar en el interior.

Nuestra Señora del Rosario de Pompeya

Interior de la Iglesia de Marsaxlokk



Me resultó muy familiar y cercano este paseo por Marsaxlokk.  Barcas de pesca, remendadores, olor a sal, redes en las casas, verdes y azules mediterráneos, y esa luz, esa luz que la gente del mediterráneo reconocemos enseguida...  porque no la encontramos en ningún otro lugar.


Al lado de Marsaxlokk encontramos Marsaskala, una localidad entre dos hermosas bahías conectadas por un paseo marítimo.  Marsaskala goza de un precioso puerto con aguas de color esmeralda, calas de roca o arena frente a un mar espectacular y unas salinas que se observan muy bien desde el paseo. 
Es un pueblo agradable y sencillo muy frecuentado por los turistas malteses más que por el turismo exterior. Es agradable el paseo desde el pueblo hasta alguna de sus calas de roca o de arena blanca en la Bahía de Santo Tomás, donde encontramos un apacible lugar para el baño, con un chiringuito formidable y unas cuantas casitas delante de un mar cristalino. Antes de llegar a la playita de arena blanca, nos detuvimos para ver las extensiones de roca divididas en depósitos de varios centímetros de profundidad en los que va depositándose la sal marina, muchas veces en forma de caprichosos cristales, las valiosas flores de sal.

Marsaskala y su Bahía

Salinas de Marsaskala


"No dejes en la playa más que las huellas de tus pies"




Casitas en la playa





Todos los caminos llevan a Sliema... Bueno, más que nada porque allá tenemos nuestro hotel, y al final de las jornadas allá volvemos en busca del merecido descanso y de nuestras panorámicas vistas de La Valetta, situada justo enfrente de su paseo. 
  

Sliema fue históricamente una villa pesquera, y sus calles tradicionales, sus balcones y sus placitas todavía son posibles de ver y disfrutar si dejas el frente marítimo y te adentras entre los vericuetos de sus calles. Pero le tocó ser la parte turística, cosmopolita y comercial, y su paseo marítimo, llamado The Ferries está lleno de restaurantes, hoteles, comercios, bares y apartamentos, en un skyline apretado y muy, muy diferente al de La Valetta.
Pero Sliema conserva dentro de su casco urbano su encanto de pueblo maltés, y una caminata por sus calles alejadas del mar lo corroboran.


Frente marítimo de Sliema

Calles tradicionales en Sliema







Sliema: su oferta turística... y los antiguos balconcitos detrás. 
Un buen resumen gráfico
 
Sliema está siempre llena de actividad independientemente de su oferta en restauración, comercios y alojamiento, porque los ferris y cruceros a Gozo, Comino, La Valetta, o La Cottonera, salen de su Paseo Marítimo.  Dispone también de buenas comunicaciones con otros puntos importantes de Malta, y está al lado de St. Julian's y Paceville, los lugares de la fiesta maltesa por antonomasia, llenos de hoteles de lujo, urbanizaciones y academias de inglés, otro de los reclamos de Malta-. La afluencia de jóvenes contratando Boat Fests para sus despedidas de soltero o viajes de fin de carrera es importante, especialmente los fines de semana.


Bahía de Spínola en St Julian

Torre Portomaso en St Julian

El puerto deportivo de Portomaso, en St Julian,
s
iempre lleno de embarcaciones de lujo.

Pero también hay una quietud mágica en algunos lugares de Sliema, especialmente a según qué horas del día. Por ejemplo en las piscinas naturales de Ix-Xatt Ta'Qui, donde el mar ha excavado con el paso de los años caprichosas piscinas naturales con más o menos altura dependiendo del flujo de las mareas.  A primera hora de la mañana resulta un paisaje fascinante y ver salir el sol desde aquí recompensa el madrugar.  A última hora de la tarde la gente se refresca o hace un pic-nic mirando al mar.






Va llegando el final de nuestro viaje a este pequeño gran país, amable y hospitalario, alegre y curioso.  A este país donde los vecinos hablan a voces de ventana a ventana, al que le gustan los colores brillantes, el mar, la buena mesa compartida con familia y amigos, las leyendas, las barbacoas, las supersticiones, la comida generosa, los pastizzis y la música. Como a mí.


Addio Malta! Hasta siempre, Malta!
Me ha encantado conocerte!



1 comentario:

Maria dijo...

¡Muy interesante! Qué ganas de ir a Marsaxlokk y conocer su mercadillo.