jueves, 24 de abril de 2014

APUNTES DE MARRAKECH (1)



Tenía muchas ganas de volver a Marrakech. Había estado 15 años atrás y me hacía mucha ilusión, pero tenía inquietud por ver si la ciudad había sufrido esas transformaciones que dan alas a una nostalgia triste cuando vuelves a  un lugar ya visitado.  Era el precio a pagar por volver a ese lugar amado que me fascinó por su singularidad, su luz y sus estímulos.



Pero Marrakech no me ha decepcionado en absoluto.  Puede que ahora los puestos de comida de la Plaza Jemaa-el- Fna tengan toldo; puede que los Riads se hayan prodigado,  que ahora puedas tomarte un cocktail chill-out dentro de la Medina, o que algunas tiendas de los zocos hayan adocenado su mercancía...Pero en lo fundamental, Marrakech sigue siendo  la ciudad que conocí.  Sigue guardando su esencia en las puestas de sol desde una terraza de la Plaza, en la pesca de la coca-cola a la luz del lumogas, en sus minúsculos despachos de pan, en su tráfico caótico, en sus talleres de motos, en su inevitable ritual de regateo, en su estimulante olor a comino, a almizcle y a harira.


He tenido el placer de volver a Marrakech con amigos queridos con los que me ha encantado compartir momentos y sensaciones.  ¡¡Muchas gracias colegas por todos esos buenos ratos!!
Como de costumbre, no veréis por este humilde blog sesudos consejos ni indicaciones de visitas. Hay hermosas guías y blocs increíbles para documentarse.
Me dedicaré como siempre a hacer esos pequeños apuntes, intrascendentes o sentidos, frívolos o curiosos de las pequeñas cosas que he aprendido.



Ras el Hanout... o la famosa mezcla de 35 especias que todos compramos en Marrakech.

La famosa mezcla de 35 especias "Ras el Hanout" que se utiliza en la cocina marroquí y que allí te traducen como "cabeza de la tienda", tiene la siguiente leyenda como origen: Abdalà, un famoso comerciante de especias dispuso ordenadamente en el el zoco los sacos de su mercancía.  Pero sus dromedarios se pelearon  y rompieron los sacos mezclándolas todas.  Ante el desastre, optó por vender la mezcla como una exquisita elaboración. Estaba próxima la fiesta del cordero y la gente la probó. Dicen que el éxito fue mayúsculo... Y hasta la fecha.




Las cobras de la Plaza Jmaá-el Fna no están tan encantadas!

Los panderos bendir y las flautas pungi de los encantadores de serpientes suenan en las mañanas de la Plaza Jemaa.  Bajo las sombrillas, los encantadores exhiben sus cobras y víboras, que alternan sus movimientos sinuosos con rápidos conatos de ferocidad. Alguno de sus ayudantes corre hacia ti para ponerte al cuello uno de sus ofidios y que te hagas la inevitable foto con el consiguiente desembolso.

Hasta ahora, yo pensaba que el embrujo era inofensivo, que los domadores retiraban sistemáticamente el veneno de sus serpientes. Es probable que lo hagan, pero hace tan sólo dos meses, uno de los encantadores de la Plaza llamado Abdelati fue mordido por su cobra y el hombre, de 60 años, murió en el hospital de Marrakech.
Así que atención.  Las serpientes, lejos, y para collares los del zoco que los hay realmente preciosos.


Lejitos...Por si acaso

Gatos, gallinas, dromedarios, serpientes... ¿Y perros?

Siempre me había preguntado por la ausencia de perros en las ciudades marroquíes, donde por otra parte es fácil ver cantidad de ejemplares de otras especies como gatos, burros, caballos y dromedarios. Y en Marrakech hasta serpientes y lagartos.
La respuesta es muy sencilla: el perro está considerado como un animal impuro por el Islam, especialmente su saliva. Y si son negros, provocan pavor.  En el campo o con el ganado sí hay perros, pero no en las ciudades ni en las casas.  La presencia de perros no es tomada en broma. No se salvan ni los perros-guía ni los perros policía. Así como los gatos, los corderos, los camellos, las cigüeñas, las golondrinas y las abejas tienen "baraka",  magia benéfica, suerte, bendición, los pobres perros son la antítesis.
Clicad aquí para saber más sobre el tema.

Los gatos tienen "baraka".  Debe de ser por eso que están por todas partes.

Fútbol y más fútbol

He podido constatar en este viaje que los aficionados culés en Marruecos han aumentado de forma muy considerable. Hace 15 años, la pasión futbolera se decantaba hacia el Real Madrid por goleada, -nunca tan bien dicho-, y los culés por allí éramos una rara avis.  Pero actualmente se han invertido los papeles y especialmente los más jóvenes son hinchas del Barça.  Se tatúan la palabra, se compran las camisetas, e incluso escriben en la pizarra del instituto "Dios, Patria, Barça" en lugar de la divisa de Marruecos "Dios, Patria, Rey".  Le costó al adolescente que lo hizo un juicio sumarísimo y una condena.  Creo que con la presión popular finalmente fue indultado. Poca broma!
La Final de Copa fue todo un acontecimiento: salas de cine, locales, bares y discotecas emitieron el partido... con gran desconsuelo al final para bastantes, todo sea dicho, entre los que me cuento. (Como esto no se arregle, volverán a hacerse del Madrid)





Los minaretes

Si nos fijamos atentamente en los minaretes de las mezquitas, veremos dos elementos muy característicos: las esferas y una especie de mástil de madera.
El yamur son las esferas decrecientes apuntando hacia el cielo que simbolizan los mundos en que Alá se da a conocer : dunia, el mundo de la temporalidad, de los bajos instintos; mulk, el mundo de los humanos y su entorno, y yabarut, el universo de Dios.  El volumen decreciente simboliza el progresivo desprendimiento de lo terrenal para alcanzar la espiritualidad.
¿Qué? ¿Os pensabais que sólo era un adorno? Pues no.
Pasamos al mástil.  Es ya sabido que el  muecín hace sonar su canto cinco veces al día llamando a la oración a los fieles. El sonido se propaga por todas partes así como el silencio que origina el detener la actividad. Es algo mágico, inquietante.  Pero, un momento... ¿y los sordos? ¿cómo cumplirán con su precepto los sordos? Pues bien, ahí entra el mástil y la bandera que se iza en él con el canto del muecín.  Mástil que por la noche está iluminado. No hay excusas, ya veis.



He empezado el post diciendo que Marrakech no había cambiado en lo esencial. Os dejo un divertimento: a ver si sabéis qué foto es de ahora y cuál es la de hace 15 años.
Fijaos que la "pelu" sigue ahí.
Lo que os digo: aún se puede ir a Marrakech.





CONTINUARÁ!

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