Así comienza La Declaración de los Derechos de la Infancia.
Juguetes en China, alfombras en Nepal, carbón en Colombia, plátanos en Centroamérica, pelotas en Pakistán, seda y zapatos en Indonesia, canteras en India, sexo en Thailandia, té en Bangladesh, azúcar en Brasil, sirvientes en Haití, pastoreo en África, ladrillos en Camboya, piel y curtidos en Egipto... Y así comienza la interminable lista de productos del trabajo infantil que el primer mundo compra en un consumismo voraz.
Se calcula que hay unos 218 millones de criaturas que trabajan en el mundo, de los que 126 millones están sometidas a las peores formas de trabajo infantil, especialmente las niñas, que entre los 5 y los 11 años trabajan más que los niños porque si alguien puede estudiar, se prima a los varones.
Esos millones de niñas, niños y adolescentes realizan trabajos muchas veces en términos de esclavitud, que los privan de la educación, la salud, el tiempo de recreo y las libertades más elementales.
¿Eso es lo mejor que la humanidad puede darles?
5 comentarios:
Podem parlar sense embuts d'explotació. I en el cas de les nenes, encara més, perque un cop acabada la seva esgotadora jornada laboral, segur que han de fer-se càrrec de les feines domèstiques de casa seva. És terrible i vergonyós.
Explotació, esclavitut i violació masiva dels drets d'aquests nens i nenes sense infància que si treballen, malament, i si no treballen, encara pitjor. Un carrer sense sortida per aquests petits sense infància que seran després adults sense futur. Una injustícia vergonyosa.
Las pequeñas manitas de Ruksana deberían estar jugando, haciendo castillos de arena¡Qué mundo tan injusto!
Lo que más indigna es que el primer mundo siga con su cinismo y su hipocresía mirando hacia otro lado.
Jóse
MADE EXPLOITING CHILDREN
(Debería obligarse a poner en las etiquetas de los productos fruto del trabajo infantil)
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