miércoles, 13 de agosto de 2014

SYROS


La edad tiene desventajas... y ventajas.
Una de ellas es que en un barco no te piden el tíquet para comprobar tu asiento. 
Se da por sentado que si  una persona que peina canas se sienta con aplomo al lado de la ventana en First Class, lleva un billete First Class, y no uno de "a pie" como nosotros. Así que tan ricamente nos hemos acomodado en primera clase y hemos visto cómo desalojaban a unos jovenzanos mientras que a nosotros nos ponían una tapita de patatas con la cerveza. ¡La edad aleja la sospecha!! 
En fin, que entre ola y ola nuestro ferry nos va acercando a nuestro segundo destino cicládico: La isla de SYROS.
Quizá no sean exactamente "pies de foto" los que acompañan a estas  imágenes de mi estancia en Syros. En realidad son pequeños comentarios sobre algunas de las cosas que he aprendido en esta tranquila isla Cíclada, con una larga historia cultural que podéis leer en este enlace.
Syros es completamente diferente a Mykonos. Pero igualmente bella.
La capital de Syros es Ermóupolis,
que a su vez es centro administrativo y capital de las Islas Cícladas.
Al  acercarnos con el ferry se aprecian  muy bien
los dos promontorios coronados cada uno de ellos por una iglesia:
la de la derecha, ortodoxa; católica la de la izquierda.
Así es Syros, contraste y armonía.
Tras la revolución griega de 1821 mucha gente llegó a Syros.
 Ellos fueron los que llenaron la ciudad de hermosas mansiones y edificios neoclásicos.
Fue el primer centro comercial e industrial griego en el siglo XIX
y su importancia se evidencia en sus elegantes plazas y monumentos.
Su puerto llegó a ser en el siglo XIX más importante que el de El Pireo.

La Plaza Miaouli es magnífica y llena de vida. Es el corazón de la ciudad.
A su alrededor se disponen numerosos bares y cafeterías,
y  el precioso edificio neoclásico del Ayuntamiento, uno de los más grandes de Grecia,
sirve de lugar de encuentro.

Su aspecto es señorial
 y sus construcciones
muy diferentes a las del resto de cícladas.
Las casas que dan a la cornisa marítima 
tienen sus hermosas entradas por detrás
que dan idea de la elegancia de su construcción.




El Teatro Apollon se alza en el centro de la ciudad de Ermoúpolis.
Fue construído a imagen y semejanza de las óperas de la época y  es una Scala en miniatura.
Organiza interesantes conciertos y festivales y está abierto al público en visitas guiadas.
Pudimos asistir a un conciero de piano y disfrutar de su belleza.


El barrio de Vaporia ha habilitado muchas de sus casas y mansiones
como alojamientos de diferentes categorías,
teniendo en común unas inigualables vistas sobre el Egeo.

El señorío de Ermoúpolis no está reñido con la autenticidad
y bonitos establecimientos con su aire típicamente griego ofrecen su gastronomía.




Syros es conocida por sus delicias gastronómicas, entre ellas las salchichas de hinojo,
pero también por su queso picante, su pastel de miel y almendras, sus "gominolas" lukums.
Mmmmm, pero qué bien se come en Grecia, por favor!

Ermoúpolis no tiene playa propiamente dicha, pero en la bonita zona de Vaporia, donde nos alojamos,
existe toda una zona habilitada para el baño,
con bancos y sombrajos donde gozar de las maravillosas aguas.
El bar instalado en su extremo -Asteria Beach-,ofrece música, copas, tentempiés y una vistas estupendas.

Aunque Grecia es un país mayoritariamente ortodoxo,
en Syros existe un porcentaje considerable de católicos,
resultado de la conversión de la mayoría de habitantes
cuando en la Edad media fue ocupada por la República de Venecia.

Ano Syros, la segunda ciudad de la isla,  fue construída por los venecianos
en la edad media y desde la colina de San Jorge domina el panorama.
Sus casas blancas, sus pasajes estrechos,  sus bellos rincones
 ponen el contrapunto blanco a Ermóupolis.



 En Syros, como en el resto de islas, se plantan a derecha e izquierda de la puerta de las casas
buganvillas, parras, plantas que trepan y se mezclan con las vecinas
originando benéficos y hermosos pasajes sombreados. 


En la llamada guerra greco-turca, Syros acogió muchos refugiados que trajeron su música popular
que dio lugar a la música rebética, tan característica de Grecia.
Marcos Vamvakaris, nacido en Syros, fue su máximo exponente
 
Aquí, para saber más.


Las playas de la isla de Syros no acogen multitudes como en Mykonos.  Son apacibles y familiares. 
 Las del norte vírgenes y solitarias, las del sur un poco más frecuentadas, pero no en demasía.  
Posidonia, Agathopes, Finikas, Komito...
Nosotros nos decantamos por Ampela, con una buena taberna, Lotos Beach,  y Kini.
Lotos Beach, cercana a Kini.

En Kini es un verdadero placer comer o tomar algo en una de las tabernas al lado del mar,
tan cerca  del agua que las olas te salpican.
El lujo sin embargo, se salda con unos precios muy ajustados.

Los marineros fenicios sacaban los gatos de contrabando de Egipto
donde eran considerados sagrados y su  exportación prohibida,
y los vendían como auténticos tesoros.
De esta manera se extendieron por todo el Mediterráneo.
(Pero a tenor de la cantidad que hay en Grecia, parecen originarios de este país)
Cuenta la mitología griega, que una ninfa de agua llamada Clitia, estaba tan enamorada del dios Helios
que esperaba cada día su salida y lo admiraba durante todo su recorrido.
Helios sin embargo, sedujo a la hermana de Clitia, rompiéndole el corazón.
Los dioses del Olimpo compadecidos por el amor no correspondido transformaron a Clitia en una flor
que desde que abre sus pétalos no deja de seguir al sol por el cielo.

En algunos lugares de las Islas Griegas se espera "demasiado" la puesta de sol.
Demasiado turista, demasiado preparativo, demasiada expectación...
En Kini, la puesta de sol es también majestuosa, pero sin propaganda  ni gentío.
El sol se va acostando mientras los niños aún corren por la arena y la gente pasea,
en un espectáculo discretamente magnífico.


Me ha encantado Syros. Es una isla cordial, hermosa y agradable. No tiene la fama y el prime time turístico de sus vecinas Mykonos y Santorini.  Pero su elegancia y su belleza discreta no tiene nada que envidiarles, y su magnífica cotidianeidad,  su simpatía, su transcurrir tranquilo y apacible, te hace sentir uno más de sus habitantes. Hasta siempre, Syros!


Αντίο, Σύρος
Adiós, Syros! Encantada de haberte conocido!

sábado, 2 de agosto de 2014

MOMENTOS EN MYKONOS

"No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos" (Cesare Pavese)

Los novios 
Acabamos de llegar a Mykonos. El sol está a punto de salir y los quads vuelven de Paradise Beach con su carga de juventud todavía de fiesta. Sin embargo, los molinos se recortan solitarios sobre el cielo griego, y Little Venecia con sus casitas colgantes sobre el agua está tranquila, todavía dormida. Unos novios japoneses están sentados en una de las terrazas justo al lado del mar. El Egeo salpica los tules de la novia y el Melteni, el viento que sopla en verano, despierta el paisaje y acaba de sacudirnos el sueño. Estamos en la Cíclada más pequeña, apenas 90 km2.  Su capital está también despertando y ofreciendo a la luz griega sus casas cúbicas blancas y azules, su paisaje bello, sencillo y magnético.



Una capilla para cada día
Por fin el sol sale y nos demuestra que para Hora, la capital de Mykonos, no hay otro adjetivo que deslumbrante.
El perfil blanco de cientos de capillas contrastan con el azul, y las sombras proyectan caprichosas formas geométricas cambiantes que acentúan aún más si cabe la blancura de la cal. En Mykonos se encala dos veces al año. Ese compromiso reiterado con su arquitectura va redondeando las formas y la conserva siempre radiante. 



Si los habitantes de Mykonos quisieran ir cada día del año a una iglesia diferente podrían hacerlo, pues se cuentan muchas más de 365 entre ermitas, capillas e iglesias, algunas de ellas decoradas ricamente en su interior. Unas elevan al cielo cúpulas azules, otras rojas, otras blancas. La mayoría fueron construidas por marineros y sus familias en su deseo de una navegación segura y una vuelta a casa tranquila, y también solían colocar en ellas las osamentas de los muertos. Es curioso ver que la profunda religiosidad de sus habitantes no está reñida con la tolerancia, ya que Mykonos se encuentra entre los lugares más cosmopolitas y abiertos de Grecia.




El laberinto blanco
Nos adentramos en el bello dédalo de la ciudad formado por volúmenes blancos donde cada habitante puede disfrutar de su trocito de calle a la vez que se compromete a pintar el suelo, a encalar las fachadas y a mantener esos colores característicos de puertas, ventanas y barandillas. Todo el mundo contribuye a conservar el precioso laberinto de callecitas y plazas embellecidas por buganvillas y pequeños rincones llenos de sencillez y detalles de buen gusto.


El conjunto  bello y armonioso protege del viento y del sol, y en él se alternan tiendas,  cafés, tabernas y viviendas de la misma altura, donde realmente llegas a perderte.  Pero la verdad es que no importa.  Pasear durante las primeras horas de la mañana es realmente encantador.





El puerto

En Mykonos hay dos puertos. El nuevo, a unos tres o cuatro km de la ciudad, a donde llegan y de donde salen los ferris y los grandes cruceros, y el antiguo, centro neurálgico de la ciudad, donde están las pequeñas embarcaciones, donde se instala el pequeño mercado, donde los lugareños se sientan a compartir conversación delante de un café, su bebida por antonomasia, aunque a buen seguro a ellos no les cobran lo que a los turistas. Los cafés se toman a cualquier hora del día, significan momento de relajo, de charla, de amistad.  Clicad aquí para saber de esta tradición.  






Gatos en lugar de pelícanos

El pelícano Petros es toda una institución y un símbolo en Mykonos.  El originario Petros llegó a la isla en 1954  y se debió sentir a gusto, porque allí se estableció y vivió durante 29 años.  Su muerte fue tan sentida por los habitantes de la isla que lo reemplazaron y actualmente hay varios pelícanos que corren libres por la isla, especialmente por el puerto, dejándose fotografiar por los turistas.  Yo sin embargo no los vi.
En su lugar vi muchos gatos. Gatos dormilones, gatos zalameros, gatos pedigüeños...  Gatos que se enseñorean  de las sombras y de los rincones de Mykonos, que son parte de su paisaje.








La Bus-Station
Una multitud de jóvenes se apiñan en la estación de autobuses. Durante el día salen cada media hora o cada hora para los lugares más cercanos, o con frecuencia mayor para Panormos o Kalafati. Los autobuses acercan a  las diferentes playas y representan una buena solución para los que no disponen de una moto, un quad o un coche alquilados. Eso sí, no te ha de importar ir bien apretadito, porque el conductor apura el espacio lo más posible. Sombreros, gafas, pareos, toallas, bolsas, y gente con ganas de playa y fiesta se apretuja y se hermana para llegar a Paradise Beach, Super Paradise, Ornos y otras playas de marcha.


Marcha, marcha!
En Mykonos se venden chapas, llaveros, camisetas y toda suerte de merchandising con la leyenda "Mykonos fucks Ibiza". Bajo este eslogan hay págiunas en Flickr y Facebook, vídeos en Youtube, sesiones de Dj´s... Un lema socarrón que pone de manifiesto la rivalidad fiestera entre las dos islas.


A las 4:30 de la tarde empieza la fiesta en Paradise Beach, una de las playas donde la música, el baile, la bebida o el rollo están asegurados si hay ganas. Una superdiscoteca al aire libre, con las transparentes aguas del Egeo de fondo, y toda suerte de bares, tumbonas, restaurantes, pistas de baile, cámpings y clubs que hacen las delicias de una multitud en bañador que baila los mantras que ponen los dj's. 



Vale la pena acercarse hasta allá aunque sólo sea para curiosear o tomar algo. Los japoneses no se pierden el espectáculo y observan la movida bien vestidos y con collares de perlas. Todo se vale siempre que signifique fiesta y diversión. La fiesta continuará por la noche... pero para eso ya están los jóvenes.



Aquí estoy inmortalizando mi visita a Paradise Beach

Otros paraísos
No sólo existe la marcha en Mykonos .
Hay vida más allá de la fiesta perpetua de Paradise Beach y Superparadise.  De hecho hay paraísos hacia el norte de la isla. 


Las playas de Ftelia, Panormos, Agio Sostis, muy poco frecuentadas, con capillitas en los promontorios, con chiringuitos y tabernas solitarias, con aguas cristalinas, son todo un lujo donde después del baño puedes degustar unos entrantes griegos y un sovlaki o unos calamares estupendos justo encima del mar. 




Identidad

Resulta realmente entrañable ver que a pesar del turismo, los habitantes de Mykonos no han perdido su identidad, y los ves pasear sin inmutarse al lado de turistas de todos los colores, sentarse tranquilamente a la sombra en los escalones de sus casas, pintar sus casitas, conversar en grupo en un café o jugar al backamon en una taberna. Incluso se prestan  con simpatía a una foto, o hacen alarde de su buen humor, jaleándote "gimnástika, gimnástika!", cuando te ven echar el fuelle subiendo una de sus cuestas.


Admiro el buen gusto que demuestran realzando cualquier rincón por humilde que sea, el no haber sucumbido al ladrillo y haber mantenido su preciosa arquitectura; agradezco la generosidad de sus raciones y esos detalles del agua fresca cuando te sientas en un bar y de la sandía al acabar la comida. Me gustan sus islas, su luz, su fonética curiosamente familiar, su hospitalidad.

Me encantan los momentos vividos en Grecia.


En la siguiente entrada otra preciosa Cíclada: Syros.
YASAS!