Nosotros, desde Hoi An y pasando de nuevo por Da Nang, nos dirigimos hacia Hué por el Paso de las Nubes, un puerto de montaña de 680 m sobre el nivel del mar llamado aquí Hai Van, que regala unas vistas espectaculares de la costa y su zona montañosa..
Atrás dejamos Da Nang, y las 5 Montañas de Mármol, -nombradas según los cinco elementos, fuego, metal, tierra, agua y madera-, resultado según la leyenda de los 5 trozos del huevo de la Diosa Dragona que eclosionó bajo tierra dando lugar a las 5 montañas.
El mármol que de allí se extraía era de una excepcional calidad y tenía la particularidad de tener un color diferente según la Montaña de donde se obtenía. Ahora ya no se explotan mineralmente, pero representan una atracción turística muy interesante, con sus cuevas y pagodas.
Desde 2005 hay un túnel de 6.300 metros, el más largo de Vietnam, que comunica mucho más rápidamente con Hué. Pero los turistas toman el camino más largo y con más curvas para no perderse los parajes desde el Paso de las Nubes.
Búnquers en el Paso de las Nubes |
Más adelante, se halla Lang Co, un espectacular enclave todavía no demasiado explotado por el turismo. Lang Co es una bahía paradisíaca rodeada de montañas, con un río, una laguna y 32 km de arena blanca bordeada de palmeras. Una maravilla a 70 kilómetros de Hué, que fue reconocida en 2009 como una de las playas más bellas del mundo por Worldbays. ¡
¡Hay que darse prisa en verla... seguro que los resorts están al acecho!!
Seguimos hacia Hué. En el camino, hay cantidad de puestos que venden unas botellas de líquido anaranjado: es el famoso aceite de melaleuca, utilizado en los numerosos spas de Vietnam para los masajes, pero también como repelente de mosquitos, antiséptico y fungicida.
Tras unas cuantas horas de viaje llegamos a Hué. En Vietnam las carreteras son lentas, y aunque en el papel la distancia no sea excesiva, han de contarse varias horas de trayecto.
Vista de la ciudad de Hué |
Sin embargo, si te detienes unos días, descubres una ciudad vital, con el ajetreo típico de una ciudad vietnamita, pero a la vez con preciosos rincones auténticos, y un interesante día a día alrededor del Río Perfume, llamado así por la cantidad de plantas aromáticas que por aquí se cultivaban.
Hué es la grandiosidad del pasado, pero también el presente juvenil y pujante de un pueblo orgulloso y decidido a superar su cruenta historia.
¡Y POR SUPUESTO, EL AJETREO DE SU MERCADO CENTRAL!
En Hué, conocida también por su gastronomía, es imprescindible la visita de Dong Ba Market, el mercado central, donde compran los habitantes de la ciudad y donde se puede encontrar absolutamente de todo. Las vendedoras intentan que compres sus productos, ...aunque sean tan difícilmente útiles para el turista como un pez secado al sol!
Hué, el paraíso de aquel al que le gusten las gambas: gambas saladas, caramelizadas, pasta de gambas... |
El pescado seco de todo tipo es muy utilizado aquí |
En el exterior es muy fácil toparse con un montón de pescado puesto a secar al sol |
¿Un alto en el camino para comer una sopita? |
¡Casi no se ven las vendedoras detrás de sus mercancías! |
Los mueblecitos de plástico tan utilizados en todo Vietnam |
Los plátanos, pequeñitos y riquísimos |
Grano de todo tipo |
El móvil que no falte |
La zona textil, un estallido de color |
Bueno... luego seguiremos con el presente. Pero ahora...
UN VIAJE AL TIEMPO DE LOS EMPERADORES
La Ciudadela
La visita de la Ciudadela de Hué impresiona, y no solo por la magnificencia que se intuye en el 40% que queda de ella, sino por la barbarie que significó la destrucción de parte de una de las construcciones más espléndidas de Vietnam.
El recinto imperial, -una de las visitas estrella del país-, da idea de la suntuosidad de la construcción a pesar de los estragos de las diferentes guerras que asolaron el país.
Una vez dentro del recinto, en un paseo que se hace muy agradable, se va atravesando la Puerta Ngo Mon, el Pabellón de los Cinco Fénix, el Palacio de la Suprema Armonía, las Salas de los Mandarines y la Ciudad Púrpura Prohibida, el recinto donde sólo el Emperador y los eunucos tenían acceso ya que era habitada por la Reina Madre y las Concubinas del Emperador.
Las tumbas Imperiales
Hay tanto patrimonio en Hué que se tiene que dosificar. Al día siguiente de visitar la Ciudadela, fuimos a dos de las tumbas imperiales.
Los emperadores vietnamitas eran algo así como faraones, y se esmeraban en pasar a la posteridad por la magnificencia de sus mausoleos, tumbas y construcciones, especialmente sus últimas moradas. Doy fe del gran esplendor de las dos que vimos, alejadas unos cuantos km de la ciudad,
La tumba imperial de Khai Dinh Hue, emperador muy afrancesado y llamado "el asalariado francés"por el pueblo, que tuvo que sufrir una gran subida de impuestos para sufragar los gastos de su majestuosa tumba.
La tumba imperial de Tu Duc, el emperador de las más de cien concubinas, que no tuvo descendencia pues se cree que quedó estéril tras padecer la viruela. Esta tumba, rodeada de hermosos lagos y frondosa vegetación es una de las mejor conservadas de Hué, y fue diseñada por el propio emperador.
Los emperadores construían sus últimas moradas a unos cuantos km de la ciudad, buscando paisajes incomparables. Para acercarse hasta ellos se ha de tomar un taxi o una moto-taxi. En los últimos metros hacia las tumbas hay instalados pequeños chiringuitos para los visitantes, y los vendedores te ofrecen sus mercancías.
La Pagoda de Thien Mu
A esta preciosa pagoda de base octogonal y de 7 plantas, tantas como estadios que se atribuyen a Buda, accedimos tras tomar un barco en Hué que nos trasladó por el Río Perfume. Ya sólo el viaje en sí vale la pena, porque durante él se va viendo la vida en sus riberas y te cruzas con barcazas casi hundidas por el peso de que transportan piedra, canoas y embarcaciones pequeñas que pescan, y las preciosas y decoradas embarcaciones de Hué, con sus vistosas y coloristas cabezas de dragón .
La Pagoda de la Señora Celestial es una hermosa construcción de 1601, y el recinto que la alberga, con su santuario budista y sus monjes rezando y dedicándose a sus tareas entre los visitantes, es un lugar tranquilo y apacible.
PERO... VOLVAMOS AL PRESENTE
El legado histórico de Hué llena de orgullo a su población, pero la vida sigue con empuje más allá de la ciudadela y los mausoleos. Esa Hué actual, bulliciosay activa, tiene en el paseo al lado del río un oasis de paz ajeno a sus motos, bocinas y obstáculos.. De día, es un lugar solitario y melancólico al que la bruma le da un aspecto de acuarela.
El Paseo, el Río Perfume y el Puente Trang Tien |
Cuando va anocheciendo, las bonitas casitas de madera se abren y muestran pequeñas tiendas de artesanía en las que curiosear entre los pequeños tesoros, los farolillos iluminan el paseo, la gente camina tranquila y se va parando en los puestos de artesanos y vendedores ambulantes, el Museo de la Seda abre sus puertas para mostrar sus maravillas.
Dejando el paseo al lado del río, te sumerges de nuevo en la animación de la ciudad, en sus tiendas abiertas a la calle, en su vida cotidiana. Los conductores de ciclo vuelven a ofrecerte sus servicios, las aceras se llenan de obstáculos, vuelves a su tráfico alocado.
El centro de Hué es muy comercial. Las tiendas de todo tipo se alternan y por la noche los rótulos luminosos la llenan de color |
Al final del día, el centro de la ciudad de Hué está muy concurrido. Hay diversas calles llenas de bares y restaurantes con el típico Happy Hours de cócteles que se llenan de turistas y mochileros.
Todo se ilumina con lucecitas de colores .
Es el momento de pedir una cerveza fresca y degustar alguno de los deliciosos platos de la gastronomía vietnamita, que tiene en esta ciudad una renombrada fama.
Me ha gustado mucho Hué. Una ciudad que ha sabido sobreponerse a su dramática historia, una ciudad en un enclave paisajístico muy hermoso, con un legado histórico extraordinario y unas ganas de futuro enormes.
Pero hemos de dejarla. Hasta siempre, Hué. Ho Chi Minh City nos espera.
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