martes, 18 de abril de 2017

CAMBOYA (2); EL LAGO TONLÉ SAP




El Lago Tonlé Sap es una forma de vida y de subsistencia.  
Es un lago que representa mucho para Camboya, ya que facilita el transporte, fertiliza sus cultivos y es una gran reserva de pesca. El Lago Tonlé Sap , que significa en lengua jemer "lago de agua fresca", es la mayor extensión de agua dulce de todo el sudeste asiático, ocupa 2.590 km cuadrados en época seca y multiplica casi por 8 su extensión en época de lluvias. Está declarado Reserva de la Biosfera y supone un gran recurso para el país.

Vista del pueblo flotante desde la parte de arriba del bar en el que paramos.

Es también un lago en el que habitan muchas personas muy humildemente. Viven en pueblos lacustres y se instalan aquí para ganarse la vida y porque no pagan impuestos ni alquileres. Parte de esta población no dispone de documentación.
La mayoría de los habitantes del lago es de origen vietnamita que se instalaron aquí huyendo de los jemeres rojos,  pero también hay jemeres y musulmanes Cham, todos viviendo en armonía.   


Viven en el lago, en palafitos construidos sobre largos pilares de madera que quedan al descubierto en época seca. O sobre plataformas lacustres que incluso trasladan según la época. Es una forma de vida muy especial, totalmente dependiente de este lago y sus crecidas. 

Los palafitos están construídos sobre altos pilares
que quedan al descubierto en temporada seca,
cuando baja ostensiblemente el nivel del agua.

En los poblados sus habitantes hacen las actividades habituales: compran, van a la escuela, al templo, a la pequeña gasolinera, trasladándose en canoas de un lugar a otro . 
De vez en cuando hay inversiones gubernamentales o de ONGs para dotarlos de  centros médicos o instalaciones deportivas flotantes. 
La población vive en el lago y del lago, ya que es una de las mayores reservas mundiales de pesca de agua dulce y se dedican a actividades relacionadas con ella. 


Pero últimamente,en los centros urbanos grandes próximos a poblados flotantes, como Siem Reap, hay toda una red de gente, barqueros y tuctuqueros que intentan hacer su agosto con el dinero de los turistas, dinero que muy probablemente no sirve para mejorar las condiciones de vida de las aldeas y va a parar al bolsillo de unos pocos. 
A esto se le suma que la afluencia de turistas ha tentado a sus habitantes a sacar provecho de sus costumbres lacustres y a utilizar a los niños para aumentar los ingresos.  En fin, la huella del turismo, de la que hablaba en la entrada anterior...


Nosotros contratamos sólo un recorrido en barco desde Siem Reap para acercarnos a la aldea flotante más próxima de Chong Khneas, y renunciamos expresamente a visitar una escuela o el orfanato para no tener la sospecha de contribuir a ese negocio.  
A pesar de que en la época en la que viajamos la aldea no tenía demasiados turistas, sí que nos contaron que a veces está atestado, por lo que cuanto más os alejéis de los centros turísticos,(por ejemplo hasta Kampong Khleang)  más auténtica y sin contaminar será la experiencia de visitar una aldea flotante. 
Reparando el motor de una embarcación.  
Desde la barcaza observamos la vida del lago. Había gente que dormitaba en sus hamacas, gente lavando la ropa en las marrones aguas del lago, gente viendo la televisión gracias a un generador eléctrico en la puerta de su casita de madera y chapa.  En la escuela los niños miraban a un grupo de turistas que habían desembarcado y que probablemente no eran los primeros que interrumpían sus clases.  







La visita del Lago no deja indiferente. Es impresionante ver cómo sus habitantes se han adaptado e intentan llevar de la mejor manera posible su durísima forma de vida.  Y más impresionante aún es que a pesar de esas condiciones tan severas,  la mayoría te sonría y te salude al pasar a cambio de nada.  Como mucha gente en Camboya.




De vuelta a Siem Reap, vamos pasando por campos de loto, campos de arroz, pequeñas poblaciones en medio de una todavía vegetación portentosa, aunque en 30 años Camboya ha perdido una cuarta parte de sus bosques.. 
Más del 80% de la población de Camboya vive del campo y de una agricultura de subsistencia. Precisamente ese aumento tan enorme de cultivos de maiz, grano, yuca... han llevado a la degradación del terreno y a la tala de muchísimos árboles con lo que el país se enfrenta a una preocupante deforestación, también ligada al contrabando de especies protegidas. Aquí un interesante enlace sobre el tema.





 

Tras la aproximación a la vida lacustre del Lago Tonlé Sap, un verdadero tesoro para la economía camboyana, volvemos a Siem Reap, tema de la próxima y última entrada sobre Camboya. 

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