sábado, 15 de abril de 2017

CAMBOYA (1): ANGKOR

Sólo puedo hablar de Camboya desde el respeto y la admiración.  
Respeto y admiración por un pueblo que a pesar del enorme sufrimiento que vivió en sucesivas guerras, pese a ver desaparecer toda una generación, más del 30% de sus habitantes a manos de su propio gobierno en un genocidio escalofriante, a pesar de perder a todos sus intelectuales, la vida de las ciudades, y cualquier manifestación de cultura durante los cuatro años que duró el régimen de los jemeres rojos y que sumió a Camboya en la oscuridad, intenta resurgir y revertir las duras condiciones económicas del país, uno de los más pobres de Asia con el 31% de la población por debajo del nivel de pobreza.    
Y todo ello dando muestras de una amabilidad increíble.



La población de Camboya es muy joven, con muchos niños y adolescentes. Más de la mitad es menor de 25 años.  Una persona de más de 60 años aquí es una rara avis, porque hubo toda una generación perdida que desapareció en el exterminio. Desde 1993 -y después de diferentes nombres según sus diferentes gobiernos-,el país es el Reino de Camboya, de mayoría étnica jemer, cuyo grupo étnico y su Imperio dominó la región durante cientos de años. Las huellas de ese magnífico pasado y de esa extraordinaria civilización hallan su máximo exponente en los Templos de Angkor.  Durante la Edad Media, la población de Angkor tuvo cerca de 1 millón de habitantes, llegando a ser una de las ciudades más poblada en la época, si no la más.  
Hay diversos templos en Angkor, todos realmente soberbios, pero quizá el que representa mejor el esplendor del legado es el de Angkor Wat.  Tiene un significado tan profundo para los camboyanos que incluso aparece en su bandera, siendo la única bandera en la que se muestra un edificio histórico.


Los Templos de Angkor están a una cierta distancia de la ciudad de Siem Reap, por lo que para verlos es necesario un transporte.  Hay quien alquila bicis, o quien pacta el recorrido y precio con un tuk-tuk, los típicos motocarros de Camboya.    Por cierto, hay que regatear SIEMPRE.



La circulación es densa. con muchos tuk-tuc y motocicletas.
Aquí no hay tantos automóviles como en la vecina Vietnam.

Muchos de los vehículos son puestos ambulantes
con las más variadas mercancías
Paramos a comprar la entrada que nos permitirá visitar los Templos. 
Sobre este tema, tres pequeños consejos:  Uno, poneos guap@s porque al comprar el tíquet os harán una foto que aparecerá en la entrada personalizada (¡quién quiere ese recuerdo con cara de Wanted!) . 
Dos, dejad la camiseta de tirantes y los pantalones cortos en el hotel, de lo contrario no podréis entrar en según qué zonas de los templos. 
Y tres, sombrero o gorra  y protección solar sin dudarlo, la que cae es de justicia y son muchas horas al sol inclemente de Camboya.
Tras recorrer los 6 km que lo separan de Siem Reap, llegamos al más célebre y majestuoso de ellos, Angkor Wat.  


Angkor Wat está considerado como una de las construcciones religiosas más grandes del mundo.  Su preciosa silueta está en el imaginario  de millones de personas y es uno de los principales motivos turísticos de visita a Camboya.  Los bajorrelieves que explican las tradiciones o las épicas historias de la civilización jemer,  y las apsaras, hermosas ninfas hindús, decoran los muros de Angkor Wat, 



Se puede subir a la parte alta de los templos por empinadas escaleras.
Desde arriba se aprecia mejor la grandiosidad del recinto







Las cinco torres en forma de flor de lotode Angkor Wat se reflejan en el estanque.  A partir de las 5 de la mañana está abierto y hay muchos visitantes que ven amanecer aquí. 
A partir de las seis de la tarde nadie puede permanecer en el templo, incluso está castigado penalmente.


Pero hay más templos.  Y también son colosales.  En este enlace se recoge una interesante información sobre ellos. Uno de mis preferidos, a tan sólo 3 km de Angkor Wat  es el Templo de Bayon, con sus enigmáticas deidades sonrientes.  Más de 200 caras de Buda sonriendo con un semblante tranquilo y amable.  Cincuenta y cuatro torres con caras esculpidas que miran a los cuatro puntos cardinales justo en el centro de la que fuera la ciudad real de Angkor Thom, al lado del Río Siem Reap,  y a la que se accede por una elegante avenida flanqueada a derecha e izquierda por figuras de aspecto benéfico o maléfico tirando de una serpiente.  


¿Quién no sucumbe a la tentación de hacer esta foto?








Antes de proseguir hay que detenerse en la magnífica Terraza de los Elefantes y del Rey leproso, donde el rey jemer pasaba revista a su poderoso ejército de elefantes de guerra.


Podremos continuar hacia otra de las maravillas del complejo de Angkor: el Templo de Ta Prom, donde la Naturaleza parece querer recuperar lo que es suyo y atenaza muros y torres con las raices, lianas y troncos de enormes árboles.
La impactante combinación de ruinas y naturaleza hace de este templo un lugar mágico. 
El templo fue construido en 1186 por el rey Jayavarma VII , fue utilizado como monasterio y universidad por los monjes budistas, y cuentan que estaba mantenido por más de 80.000 súbditos. Los grandiosos árboles que a partir del siglo XV en que se abandonó Angkor hasta la actualidad han ido tomando posesión del templo, son de dos especies principalmente: el ficus gibbosa y el tetrameles nudiflora.
Los camboyanos a veces se refieren a Ta Prom como el templo de Angelina Jolie, porque fue utilizado como escenario de la película de Lara Croft. Tomb Raider
Las raíces y las lianas de estos gigantescos árboles han ido abrazando -o apresando, según se mire-,  las ruinas del templo creando un paisaje onírico y misterioso. Sin lugar a dudas, uno de mis preferidos.






Jugando con una goma

En los alrededores de los templos hay un sinfín de puestos ambulantes de comida, refrescos y artesanía, y muchos camboyan@s que intentan ganarse la vida con la afluencia de turistas. Hay también muchos niños pequeños acompañando a sus padres vendedores que juegan entre las telas y las frutas. 
Hay muchos también vendiendo souvenirs que te siguen con la cantinela de un dolar, un dolar hasta que llegas a tu transporte.  Niños que tendrían que estar en la escuela pero que se ven obligados por las precarias condiciones de vida familiares,o mucho peor, porque sirven a mafias que los utilizan. La disyuntiva de comprarles o no comprarles es cuando menos, dolorosa.  El turismo no debería dejar nunca una huella negativa a su paso.  Yo, ahí lo dejo.




He tenido la oportunidad de pasear entre la belleza de esos templos Patrimonio de la Humanidad.  He podido cumplir ese sueño de verlos -tantas veces repetido cuando transito por la rutina diaria, y que me transporta a tiempos pasados y culturas milenarias.  Como sueño o he soñado con ver el Taj Majal, las Pirámides, el Machu Pichu, y tantas otras maravillas que alberga el mundo.
Es cierto que en mis sueños no salían cientos de turistas, y en la realidad los he compartido con ellos.
Pero eso no los ha hecho menos magníficos.



Dejamos atrás el pasado milenario del Imperio Jemer 
y volvemos al presente de la ciudad de Siem Reap y del Lago Tonle Sap.

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