miércoles, 8 de agosto de 2018

CEFALONIA (4) ALGUNAS CURIOSIDADES PARA ACABAR

Y para finalizar este paseo por la amable isla de Cefalonia, unas cuantas curiosidades.

El agua en la costa se considera una de las más limpias del mundo,
 con áreas protegidas para nutrias del mar, tortugas y delfines. 



Los pescadores venecianos pintaban sus casas de distintos colores
para poderlas distinguir desde los canales cuando había niebla.
Quizá también se importó  esta singularidad  a las casas de Cefalonia
durante el tiempo del dominio veneciano.
El Mandola es un dulce tradicional que solo se puede encontrar
en las Islas Jónicas y es uno de los productos tradicionales
más conocidos de Kefalonia.
Está hecho de almendras y azúcar, parecido a nuestras garrapiñadas,
pero el color rojo se lo da un alga marina
que utilizan tradicionalmente como colorante.

Es alucinante la capacidad de embellecer los rincones que tienen en Grecia.
¡Ay, Europa, cuánto le debes a Grecia y cómo la maltratas ahora!

Parece una pastelería marroquí, turca, libanesa... ¿Verdad?
Es una deliciosa pastelería de Argóstoli con sus dulces tradicionales,
hechos con los frutos secos, miel y membrillo típicos de la isla.
 Kandylakias griegas, más o menos grandes,más o menos sencillas, siempre demostraciones de fe, de agradecimiento o de recuerdo, se van encontrando a lo largo de las carreteras.

Aquí los tomates saben a tomates, las sandías y los melones son dulcísimos,
los melocotones huelen a melocotón
y cuando muerdes una fruta no te parece que estés mordiendo corcho.

En Cefalonia, como en toda Grecia y en muchos países bañados
por el mar Mediterráneo, es corriente el uso culinario
de las flores de calabaza y calabacín,
bien de primer plato como de guarnición, rellenas o fritas.

Aparte de la ensalada griega tradicional, con tomate y pepino,
 en Cefalonia también se hace la ensalada Pissara,
hecha con verduras frescas, tomate secado al sol, olivas, queso feta y piñones

En Kefalonia aman los girasoles y, cómo no, nos remiten a su mitología.
La ninfa Clytia se enamoró locamente del dios del Sol, Apolo, pero él no sentía lo mismo por ella. A Clytia se le partió el corazón y murió de pena, convirtiéndose en un girasol que seguía al sol allá donde fuera.
Por cierto, solo los girasoles jóvenes giran con el sol.

El pueblo de Kourkoumelata fue devastado en el terremoto de 1953.
E
l armador Giorgos Vergotis y su familia, que se criaron en Kourkoumelata, decidieron apoyar completamente la reconstrucción de todo el pueblo.
 Puso como condición que el pueblo fuera reconstruido
según las tendencias neoclásicas. 
El resultado se puede apreciar hoy, en esta localidad preciosa,
llena de bonitos edificios y jardines.

 Desde Cefalonia se pueden visitar las demás Islas Jónicas.
 Hay ferrys hacia 
 Ítaca, Lefkada, Zakynthos, y Corfú.
También hay ferrys que enlazan con la península  griega
 y en temporada alta con las  ciudades italianas
de Brindisi Bari, Venecia y Ancona.

En Cefalonia hay cantidad de viñedos y se bebe vino en cualquier comida o también como aperitivo. Los habitantes locales tratan la tradición del uso del vino con mucho respeto, el vino esta en la comida prácticamente todos los días. Muchas veces suelen tomar vino mezclado con agua de mesa en proporción uno a uno o uno a tres.
El vino de baja graduación mezclado pueden darlo a degustar incluso a los niños.  Tienden a considerarlo no una bebida alcohólica,
sino un cóctel refrescante habitual.
El vino más famoso es el blanco afrutado Robo
la.



Las típicas cangrejeras de cuando éramos pequeños
se han modernizado mucho, desde luego.
¡¡No las olvidéis si vais a Cefalonia!!

En Cefalonia hay más de 50 playas entre arena y piedras,
además de innumerables calitas sin contabilizar
 y que son una delicia para el baño solitario. 
Eso sí... ¡imprescindibles las cangrejeras!

Se dice, se cuenta, que en Cefalonia hay 365 pueblos,
como días tiene el año.  Curiosamente, muchos terminan en -ata: Vasilopoulata, Simotata, Divarata...parece ser como  derivación de los nombres o apellidos familiares de los fundadores de cada uno de ellos.
Son innumerables las iglesias ortodoxas, monasterios y santuarios
distribuidos por toda la isla, no sólo en las poblaciones
sino en lugares alejados de ellas,
normalmente en medio de preciosos paisajes.  

Además del buenísimo queso feta de la isla, que sirven con la proverbial generosidad griega y que tiene una versión picante,
en la isla son típicos el mizithra, y el pretza.
Probamos un queso frito riquísimo, y otro al horno...
 con varias capas de tomate y pimientos picantes, de locura!

 El sitio histórico más imponente de la isla es el castillo de San Jorge, 
una fortaleza bizantina del siglo XIII reconstruida por los venecianos en 1545, 
que ofrece vistas increíbles de su entorno. 


La isla de Cefalonia nos ha dado sobradas muestras de su belleza, y del amor de sus gentes hacia ella y hacia los visitantes.  Es fácil que alguien te regale unos mandolas con el café, que en los bares te acompañen la cerveza con un aperitivo o que en un pueblo apartado te agasajen con pastelillos.  
La isla nos ha abierto sus puertas con cordialidad.  Gracias Cefalonia! Hueles, sabes, vives, amas... muy bien! Imposible olvidarte.


                  
 ευχαριστώ  
Gracias!

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