miércoles, 31 de julio de 2019

LA PUGLIA (4): BARI, LA CAPITAL

Bari Vecchia
Un amigo me decía hace poco: ¿Y cómo os ha dado por ir a esa zona de Italia? Por lo visto, hasta nosotros, no conocía a nadie que hubiera ido a la Puglia.
Y es que los circuitos turísticos por el Sur de ese país seductor que es Italia, se mueven más bien por Nápoles, Pompeya, la Costa Amalfitana y ya en modo insular, Cerdeña y Sicilia.


El tacón de la Puglia y la punta de Regio Calabria no son destinos habituales para el gran turismo, y eso los hace todavía más fascinantes.  En Puglia se ve turismo, sí.  Pero no en plan masivo como en Roma u otras joyas italianas.  Puglia parece el secreto bien guardado de los italianos, que sí son su principal visitante y los asiduos beneficiarios de sus tesoros. Esta tierra me ha sorprendido muy gratamente por muchos motivos: sus bellos paisajes, su espectacular patrimonio, su gente amable, su gastronomía, su autenticidad.  
La Púglia, vive a su ritmo, un ritmo cadencioso de ciudades no demasiado grandes, de campos bien cultivados, de kilómetros de costa respetada. Y hace lo que ha debido hacer siempre: saludar, disfrutar de la calle, de la conversación con el vecino, del olor del café, de la pasta de la mamma... No parece conocer todavía las servidumbres y los chantajes del turismo masivo.  Convive con sus tesoros en total armonía y está orgullosa de ellos, porque los cuida y protege. 
Ojalá le dure todo el tiempo que merece.


El Adriático en Bari
Bari es la capital de esta cautivadora tierra. Quizá no es tan suntuosa como Lecce, tan romántica como Gallipoli, tan refulgente como Ostuni, tan milenaria como Matera.
Pero Bari es bonita, sorprendente, vital y auténtica, y su Ciudad Vieja vale ella sola la visita.
Pero vayamos por partes.
La Bari de finales del XVIII y comienzos del XIX necesitó crecer. Se derribaron las murallas y se expandió la ciudad en un entramado de calles perpendiculares llamado la Bari muratiana por Gioaccimo Murat, virrey de Nápoles.  Desde entonces, el Corso Vitorio Emmanuele devino la arbolada avenida llena de edificios notables, bares y restaurantes, que se cruza con la Via Sparana, peatonal y comercial, y ya cerca del mar con el Corso Cavour siendo estas tres avenidas las arterias principales de esta Bari muratiana.
En ella se encuentran Palazzos, Teatros, Iglesias, y diversos Museos que destacan entre sus edificios de contraventanas venecianas, pintados con colores rojizos y cálidos.




Palazzo Fizzarotti y su espectacular fachada de estilo veneciano
Estatua a Niccolo Piccini, compositor nacido en Bari

El caballo de Mario Ceroli en el Corso Vittorio  Emmanuele
Desde Piazza Garibaldi, paseando por las animadas aceras del Corso Vitorio Emmanuele y dejando atrás la espectacular fachada del Palazzo Fizzaritti, el Pallazzo del Governo, el Palazzo de la Città, el teatro Communale Piccini y otros históricos edificios, se llega a uno de los iconos de Bari, una de sus postales: el Teatro Marguerita justo al lado del mar.
Teatro Margherita

Este Teatro convertido ahora en Museo, descansa su aire Art Noveau cerca de las barquitas del puerto de Bari.  Fue construido entre 1912 y 1914 sobre pilares cimentados en el mar, para esquivar el acuerdo entre el Ayuntamiento de Bari y la familia Petruzzelli dueña del Teatro Petruzzeli de la ciudad, según el cual se comprometía a no construir otros teatros sobre el suelo municipal.
Allá cerca se halla el mercado de pescado, donde comprar y degustar delicias del mar cerca del famoso "Chiringuito", un barecito con animación a cualquier hora.  Cerveza Peroni y erizos de mar, un tentempié sabroso con gran éxito 
entre la parroquia.






El Lungomare de Bari, que se extiende por varios kilómetros
Llegados a este punto, el largo Lungomare barese de 15 km, el paseo Marítimo más largo de Italia, recibe diferentes nombres según el tramo, y fue inaugurado en 1927, en plena época fascista. 
El largo paseo se deja querer y caminar por los habitantes de la ciudad, especialmente al atardecer.  Llega hasta la Playa Pane e Pomodoro,-castizo nombre "Pan y tomate" para una playa-,y en él se pueden admirar edificios estilo Liberty tardío y disfrutar del color y la brisa del Adriático.



El Castillo suevo-normandoes una fortaleza con un foso ancho y profundo
construída en el 1131. Destacan en él sus torres cuadradas.
Todo lo descrito hasta ahora es Bari, por supuesto. Pero para mí, Bari será siempre mi recuerdo al llegar a la Piazza Federico II, concurrida antesala de la Bari Vecchia por la parte del Castillo suevo-normando  
Esa Bari anclada en el tiempo que rescató de repente de mi memoria de niña mediterránea las tardes y noches a la fresca en la puerta de casa, las calles llenas de juegos infantiles y olor a mar, las voces detrás de las cortinas que ondean con el aire, las conversaciones cuando se aplaca la canícula.  
Esa Bari en la que las mujeres de la Ciudad Vieja hacen pasta a la puerta de sus casas, esas "orecchiette" -orejitas-, que abundan en las mesas de los habitantes de Puglia, y los niños meriendan corriendo por las plazas. La de los arcos que dan paso a rincones encantadores, la de los tendederos llenos de ropa secándose al sol.






Por aquí y por allá altarcitos de Vírgenes rodeadas de flores, tapetitos y velas, fruterías minúsculas y plantas que adornan una zona hace años degradada y ahora recuperada con acierto.  Hay turismo, pero poco.  El barrio tacoge pequeños alojamientos y restaurantes dirigidos al turismo, pero es de la gente que lo habita y podría dar lecciones a muchos otros centros históricos en autenticidad y preservación.


A esta maravilla de Barivecchia se puede acceder por diferentes plazas.
La amplia Piazza Ferrarese animada con bares y restaurantes conserva parte de una antigua calzada romana y desde allá se llega a otra plaza emblemática de la ciudad: la Piazza Mercantile, Piazza Maggiore o Grande, que esos han sido sus nombres a través del tiempo.
En Plaza Mercantile, la plaza más antigua y emblemática de Bari
 destacan la  Torre del Reloj y el Palazzo del Sedile.  También se ubica aquí la "Columna de la Justicia", donde se castigaba a los delincuentes.
Hay otra plaza, está al lado del Castillo normando y se recuperó para la vida vecinal tras ser durante bastante tiempo un anodino parquing al aire libre: la Piazza Federico II di Svevia recuperó su esencia de lugar de encuentro y descanso, y es ocupada especialmente durante el atardecer veraniego para reposo, juegos y tertulias. 
Antes...
Y después: Piazza Federico II de Svevia, recuperada para el vecindario.
¿Cómo cambia la cosa, eh?
Hay monumentos insignes entre este entramado de callecitas empedradas como el Palazzo del Sedile,  la Basílica de San Nicolás o la Catedral de San Sabino, ejemplos de la arquitectura románica de Apulia.  Pero aunque el tiempo dedicado al pasado de la ciudad es realmente instructivo,  los momentos más placenteros son aquellos en que desde una placita se ve pasar la vida de Bari, o se descubren paseando los cotidianos y encantadores rincones de su casco histórico.   
Un buen córner... y a ver la vida pasar

Al atardecer la gente de Bari llena los paseos, el Lungomare, las plazas, el puerto, las calles y los balcones de la Ciudad vieja. El saludo Ouuu! se extiende como el aire benéfico y las mammas todavía tienen tiempo de modelar las últimas orecchiettes del día.
Se iluminan los bonitos edificios del Corso Vitorio Emmanuele y se llena el aire de los acordes del "Cacao maravillao" en una singular pizzería, donde toda la parroquia canta a coro el repertorio de Rafaella Carrá mientras espera su pizza.....para hacer bien el amor hay que venir al Sur... 
O como se canta por aquí:
COM'È BELLO FAR L'AMORE DE TRIESTE IN GIÚ... ♪♫♬


Grazie mille Bari per essere com sei

No hay comentarios: