miércoles, 24 de julio de 2019

LA PUGLIA (3): OSTUNI, MATERA, ALBEROBELLO.....

Ostuni 
Atrás vamos dejando la zona de la Puglia jónica para adentrarnos en la costa adriática.  En el interior de esta tierra rica en belleza y pintoresca en costumbres y no muy lejos del Adriático, se halla Ostuni, la dama blanca que mira al mar desde su promontorio con toda una corte de olivos que la rodean y parecen admirarla. Ostuni, la blanca; la ciudad cuna; Ostuni la reina de los olivos.


Con el sol pugliese Ostuni aparece cegadora, blanca de cal y azul de cielo mediterráneo, y entre sus calles que suben y bajan se hallan importantes muestras de arte, como ya va siendo habitual por estos lares, mezcladas con la arquitectura de sus casas, no por sencilla menos hermosa.
El uso de la cal viene de antaño, de la Edad Media, y cumple tres funciones al menos: iluminar el entramado de las estrechas calles de su casco antiguo,  hacerlo con un material fácil de encontrar, y proteger y desinfectar naturalmente la ciudad, como se demostró en el siglo XVII con la plaga que asoló la zona y que salvó Ostuni.


La Plaza de la Libertad es el centro neurálgico del casco viejo de Ostuni, el de las escaleras que suben y bajan por las colinas, el de las calles estrechas y los balcones que se dan la mano.  Cerca está la Catedral, del siglo xv, y las Chiesas de San Vito y San Giacomo que compiten en belleza; y entre ellas, el blanco de las casas se rompe con unas puertas pintadas,
con unas flores. 

Solo a seis kilómetros en el Adriático, la zona costera de Ostuni alberga el Parque nacional de las Dunas Costeras donde se pueden encontrar lugares solitarios donde darse un baño y Lidos, como se denominan en Italia sus playas arenosas.







 Villanova, con su Castillo originario del siglo XII
y un bonito puerto deportivo





Dejando la costa y permaneciendo en el Valle d'Itria, el paisaje de olivos puglieses se interrumpe de vez en cuando con unas singulares construcciones, a veces en pie a veces semiderruidas.  Son los trulli, unas edificaciones circulares con el techo cónico muy particulares que, como todo, tienen su historia. Datan de la Edad Media y entonces se construían en seco, sin mortero, de manera que cuando se acercaba el recaudador de impuestos del Reino de Nápoles, los habitantes de los trulli los derribaban en un santiamén y se evitaban las tasas por los nuevos asentamientos. La edificación circular y en seco da idea de los notables conocimientos en construcción que tenían los habitantes del Valle. Uno de los lugares más emblemáticos para apreciar los trulli es Alberobello, donde se arraciman blancos, con sus tejaditos de cuento, con sus inscripciones mágicas, ahora cristianas, ahora paganas.Cada año reciben su mano de pintura para aparecer inmaculados a los ojos de quien los visita, y convertidos actualmente en tiendecitas y alojamientos son una de las postales de esta zona de la Puglia.





Pero todavía quedan prodigios en el Valle d'Itria: Locorotondo, Martina Franca, Cisternino...Così tante, tante meraviglie ...
¿Cómo escoger de cual prescindiremos por nuestra limitación de tiempo? Siempre duele lo que no se elige... Pero aquí la solución es fácil: volver.
Una solución placentera.
Una elección inexcusable es Matera, la ciudad troglodita de la zona de Basilicata, la piedra hecha arte, vivienda, adaptación, supervivencia; la montaña caliza horadada y convertida en hogar, el refugio de cientos de familias de campesinos durante cientos de años y habitada hasta hace bien poco, con sus Sassi Patrimonio de la Humanidad, esos barrios laberínticos llenos de cuevas que agujerean la montaña y se adentran en los barrancos para maravilla de quien los admira desde arriba, desde los miradores de la Matera burguesa, o desde abajo, adentrándose en su particular orografía.

Vista de los Sassis de Matera

Los Sassi fueron desalojados en la década de los 50 debido a sus bajas condiciones de salubridad y sus habitantes realojados.  Se emprendieron entonces labores de restauración y adaptación hasta su actual apariencia. Hay algunas viviendas museizadas y entre las restauraciones se pueden encontrar pequeñas tiendas y establecimientos.
Sus iglesias rupestres son una notable unión de culto religioso y tierra, algunas con bonitos frescos que adornan su sencillez.

Una de las 160 Iglesias rupestres de Matera
La nave central de la magnífica Catedral de Matera




Las casas de los Sassi de Matera eran precarias y muy sencillas: casi siempre una única  habitación servía para todas las necesidades de sus habitantes.  Allí cocinaban, dormían, guardaban el grano e incluso se calentaban con los animales pues también hacía de cuadra.


Pero Matera tiene como he dicho dos caras: arriba y abajo, moderna y troglodita, burguesa y campesina. Avenidas por arriba, Sassis por abajo.
Matera reúne muchos atractivos, tantos como para ser nombrada Ciudad Europea de la Cultura 2019 y albergar exposiciones, conciertos y actos culturales que todavía hacen más fascinante su visita.


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Y por último: si sois cinéfilos, os gustará recordar que Matera ha servido de escenario a famosas películas como "El Evangelio según San Mateo" de Pasolini, "La profecía" de Moore, "El árbol de Guernica" de Arrabal, o "La Pasión de Cristo" de Mel Gibson, que dejó buen recuerdo por las Trattorias de la ciudad como se puede observar en esta foto del restaurante donde comimos.  Estupendamente,  y para no variar en esta tierra seductora todo hay que decirlo.


Prossimo post: Bari, la capital de Puglia
Ciao!




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