viernes, 27 de julio de 2018

CEFALONIA (1): ARGÓSTOLI

Casi sin excepción y prácticamente en todos nuestros viajes, se suelen dar dos hechos con misteriosa frecuencia. 
Uno: nuestra puerta de embarque es invariablemente la última, y hemos de atravesar todo el aeropuerto para acceder a ella. Es tal la seguridad de que esto ocurra, que podríamos apostar sin mirar la pantalla y ganaríamos. 
Dos: el rent-a-car en el que alquilamos el coche está siempre en el quinto pino, bien lejos del aeropuerto.  Ya ni siquiera miramos con esperanza los letreros de las empresas que están en el interior. Seguro que la nuestra está en un descampado.  

Y en Argóstoli,la  capital de la isla de Cefalonia en donde acabábamos de aterrizar, no iba a se diferente. 
Pero aquí, mientras esperábamos el coche casi a oscuras en una especie de patio rodeado de olivos, me sentí como en casa.  No se veían, pero allá estaban los aromas del tomillo, la lavanda, el laurel y los mirtos, reforzados por la noche mediterránea.¡Hola, Cefalonia, hueles muy bien!
La Isla Jónica de Cefalonia deseada y ocupada por romanos, bizantinos, normandos, venecianos, turcos, franceses, italianos, británicos e incluso rusos, nos daba una bienvenida llena de aromas conocidos. 



Llevará su tiempo recorrerla, porque es una isla frondosa y fértil, de exuberante vegetación, con elevaciones como el Monte Enos de 1.628 m, la única montaña en el Mediterráneo donde habita una especie de abeto único, motivo más que suficiente para haber protegido la zona y declararla Parque Nacional. Las carreteras son lentas, sinuosas y escarpadas, Y los paisajes muy bellos.
De momento, descubriremos Argóstoli, donde nos alojaremos.

Argóstoli


La capital de Cefalonia sufrió un terremoto devastador en 1953.  Su centro histórico quedó arrasado y tuvo que ser totalmente reconstruida, por lo 
que es una ciudad moderna. 
Pero su encantadora bahía, su bonito paseo al lado del importante puerto, su proximidad a preciosas playas, y el ambiente de su Plaza central y de la calle Lithostroto llena de tiendas, la convierte en una buena base para explorar la isla.
Sus habitantes siguen pintando las fachadas con los colores pastel de las casas de arquitectura veneciana que un día tuvo la ciudad, y desde el final del Puente Drapano que la comunica con el otro lado de la bahía, se ve una bonita y colorista panorámica de la población.
Drapano, la pequeña ciudad al otro lado del Puente del mismo nombre,
también llamado De Bosset Bridge por su constructor
Al fondo, Argóstoli. 
El Puente, de 900 m. de largo, une ambos lados de la bahía
separándola a la vez de la laguna Koutavos,
 donde se puede navegar con patines.

En la mitad del puente se halla uno de los símbolos de la ciudad, el Obelisco dedicado a Charles de Bosset, el constructor del puente de piedra que propicia unos bonitos paseos 
a cualquier hora del día, especialmente al amanecer y al anochecer..
En la Laguna es muy fácil ver enormes ejemplares de tortugas bobas que se acercan a las barcas cuando llegan los pescadores.


Argóstoli resulta ser muy agradable, y alterna callecitas tranquilas con regusto a pueblo, con la calle comercial Lithostrato y su gran Plaza, llena de restaurantes, cafeterías y gran animación. 


La calle Lithostrato de buena mañana.
Dentro de poco estará abarrotada.


La capital de la isla cuenta con un bonito Teatro, con un Museo Arqueológico con restos de las épocas micénica, helénica y romana. También se pueden visitar el Museo histórico-etnográfico y varias preciosas iglesias. 
 
Iglesia ortodoxa de La Madre de Dios
reconstruídadespués del terremoto

Teatro de Kefalos

Iglesia de San Spirindon


Otro de los símbolos de la ciudad es el Faro de San Teodoro, conocido por Fanari.  El paseo hasta el faro al lado de la costa por la carretera que conduce a Lassi ya merece la pena, y la vista de este bonito edificio circular rodeado de columnas dóricas es preciosa a cualquier hora del día y especialmente al atardecer.

El Fanari fue construído por los británicos  durante la ocupación



Al lado del Fanari y en un entorno magnífico,
está la playa del mismo nombre, arenosa y poco prufunda

Siguiendo la carretera hacia Lassi, el cuidado centro turístico cercano a Argóstoli, se van encontrando calitas de guijarros semiescondidas donde es posible bañarte en soledad en un mar cristalino, agradables restaurantes al lado mismo del mar y playas arenosas grandes equipadas con todos los servicios. Hay para todos los gustos, como podéis ver.  Las más célebres de esta zona son Makris Gialos, Platis Gialos y Gradakia Beach





 

A mí me van las pequeñas calitas. 
En esta por ejemplo, previo calzado apropiado para entrar por las piedras,
nos bañábamos solos. Una auténtica delicia.




No hay restaurante griego que se precie que no tenga algún gato pedigüeño.
Aquí , mi amigo Bigotes


Un bañito, una buena comida griega, el detalle de la sandía...
¿Gustáis?

Restaurante Vinaries, un lugar encantador al lado del mar


Un terremoto arrebató a Argóstoli su encanto veneciano, pero la ciudad reconstruida conserva muchos atractivos culturales y lúdicos y es perfecta para establecer la base.  Además, desde la bonita estación de autobuses hay una organizada línea de transporte si no se dispone de coche, y la ciudad se presta a paseos muy agradables. También se puede tomar el ferri para ir a la zona de Lixouiri, la segunda ciudad de la isla  y realizar por su zona una hermosa excursión. 
Por la noche la animación se concentra en Lithostrato y en la espaciosa Plaza Central, repleta de gente, restaurantes y bares muy concurridos. 
Pero si a ti lo que te va es el romanticismo y la contemplación, siempre puedes acercarte al atardecer al Faro de San Teodoro y asistir al espectáculo del sol poniéndose en el skyline jónico. Una maravilla.

YÁSAS!!


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