martes, 7 de junio de 2022

MALTA (1): GOZO, qué gozo!!

Costa de Dwejra, Gozo

Era nuestro tercer intento de viajar a ese nudo de civilizaciones y culturas que es Malta.  La primera vez cambiamos el destino en última instancia. La segunda vez fue la pandemia la que se encargó de malograr el viaje.  Pero dicen que a la tercera va la vencida, y en este caso así ha sido. Por fin hemos viajado a esa pequeña república mediterránea conformada por tres islas habitadas, Malta, Gozo y Comino y los islotes de Cominotto y Filfla, cuya superficie en conjunto no abarca más de 316 km2.  
Para hacerse una idea, Barcelona y su área metropolitana son 636 km2, el doble. 

Munxar, Gozo

Xlendi Bay, Gozo


Hermosa fachada en Gozo


Los templos megalíticos de Ggantija
datan del 3600 a.C. y son la construcción humana
más antigua del mundo,
más incluso que Stonehege 
Malta es un crisol de muchas culturas. Fenicios y griegos, romanos, árabes y españoles, italianos, franceses e ingleses la han habitado a lo largo de la historia, y la huella de todos ellos permanece todavía presente en sus yacimientos, como los Templos de Ggantija, más antiguos que las Pirámides, en sus palacios barrocos, en sus fortificaciones y magníficas iglesias, en un patrimonio espectacular. 

Iglesia de San Pedro y San Pablo en  Nadur, Gozo.

Iglesia de San Pablo, Munxar, Gozo

La República de Malta es bella y fotogénica. Ha enamorado a cineastas que han desplazado hasta ella sus sets de rodaje para filmar Troya, Ágora, Gladiator o Juego de Tronos. Es imponente pero sencilla, tolerante pero tradicional, marinera pero también campesina. Y católica, muy católica. Siempre, mires hacia donde mires, encuentras el perfil de una cúpula, de una iglesia recortándose en el cielo de Malta. Se dice que se podría visitar una diferente cada día del año, y seguro que es verdad.




Xlendi, Gozo

A menudo se vende Malta como un destino de playa. Pero habría que matizar, porque Malta es mucho más, y un poco diferente al típico destino playero.  
Primero, porque el gran patrimonio histórico y cultural y los tesoros de Malta van más allá del mar, y eso que la paleta de azules y turquesas de sus aguas cristalinas es absolutamente maravillosa.



 El mar interior de Dwejra, una laguna de color verde
que conecta con el mar a través de una cueva de unos 50 metros

Y segundo,  porque su costa es abrupta y rocosa, con magníficos acantilados y grutas, con zonas habilitadas en la roca para el baño, con zonas espectaculares de buceo... pero no demasiadas playas de arena. Eso sí, con arenas doradas, blancas o rojas, las que hay son preciosas. En Gozo: Ramla Bay, Hondoq ir-Rumien o San Blas.  En Malta: Golden Bay, Paradise Bay, Ghadira Bay o Riviera Beach.  En Comino, la impresionante Blue Lagoon. 


Playa de Ramla Bay, Gozo

Paisaje interior de Gozo: numerosos caminos cruzan sus colinas
y en sus fértiles campos se cultivan hortalizas, uvas, pomelos, y naranjas

La lengua maltesa, también es crisol de muchas lenguas:  derivada del árabe magrebí, suena a árabe, pero está escrita con caracteres romanos, y contiene préstamos del turco, griego, siciliano, italiano, catalán, inglés y español.
Precisamente un préstamo del español, GOZO, placer, alegría, es el nombre de la isla mediana de la república de Malta, y el principio de nuestro viaje.
 
De su pasado colonial británico, Malta conserva el inglés como segunda lengua oficial, la estructura parlamentaria... y la conducción por la izquierda, a la que te has de acostumbrar rápidamente si alquilas un coche, so pena de cargarte los tapacubos con los miles de bordillos que aparecen súbitamente. 
Pero aunque Gozo es un buen lugar de aprendizaje porque es mucho más tranquila que su hermana mayor Malta, y el tráfico es más sosegado, tendrás que superar los continuos sustos, el peligro que encierran las inocentes rotondas, y la absurda y reiterada manía del Google Maps de llevarte por intrincados caminos de cabras en los que solo cabe un coche.



A Gozo se llega desde Malta en un ferry rápido, cómodo y barato, que curiosamente se paga a la vuelta. El trayecto desde Cirkewwa en Malta a Mgarr en Gozo es de unos 20 min y hay muchos ferrys, incluso de noche.
Una vez en Gozo, hay que abrir bien los ojos, y no solo para leer los intrincados nombres que están en maltés, sino para no perderte las escenas que el camino te ofrece: señoras recogiendo las cabras al lado de la carretera, niños caminando con alpacas, imponentes basílicas recortadas en el azul, casitas con escalinatas y esculturas mitológicas, o innumerables capillitas de vírgenes por todas partes.


 
Y también de repente, aquí o allá, las líneas de aquas turquesas o azul marino de un litoral poco urbanizado. Gozo se ha escapado de momento a esa urbanización salvaje que por estos lares conocemos tan bien.  Esperemos que dure. 
No solo el tráfico es más sosegado en Gozo.  Todo lo es. Con un encanto rural y auténtico, sereno, pausado, de un color ocre que la tierra contagia a las casas, a las iglesias, a los márgenes de los caminos, a los acantilados, sobresaltados todos de repente con el azul o el turquesa impactante del Mediterráneo. Una de las teorías etimológicas más aceptadas sobre el nombre de Malta es que su origen fue la palabra griega μέλι, miel. Los griegos la llamaron Μελίτη, Melite. Y la verdad es que es dorada como la miel. 



Dudamos entre hospedarnos en Victoria, la capital de Gozo, o frente al mar. Y aunque las dos eran buenas opciones, porque Victoria está muy cerca del litoral, ganó la segunda, y durante los tres días que estuvimos en Gozo nos alojamos en Xlendi, un pueblo tranquilo frente a la bahía que lleva el mismo nombre. Un lugar apacible, al menos en temporada baja, con senderos al lado del mar y de sus imponentes acantilados, unos cuantos restaurantes en el pequeño paseo, patos compartiendo playa y aceras con los vecinos, y gallos despertando al personal al punto de la mañana.

Xlendi

Xlendi

La torre de Xlendi  a la izquierda, data de 1650 

y es la más antigua de las cuatro atalayas supervivientes en Gozo. 


Gozo es pequeña, está poco habitada y todo está cerca. Su longitud es de 14,4 km y su anchura máxima de 7 km. En coche se llega pronto a las principales atracciones y la conducción es bastante tranquila una vez interiorizado el volante a la derecha. Desde Xlendi nos desplazamos por carreteras y caminos para visitar los pueblos de Munxar, Nadur, Zebbug, Xewkija... I por supuesto la preciosa Victoria, llamada por los gocitanos Rabat.


Todos los pueblos tienen su plaza. Y todas las plazas tienen su bar o cafetería, su cabina de teléfonos inglesa, su pequeño súper... y una enorme e impresionante iglesia. Cada 0,56 km2 hay una iglesia en Gozo.  En total, 46.  Y son grandes y magníficas.  Aunque el pueblecito sea pequeño. 

Como ejemplos, aquí tenéis la Iglesia del Sagrado Corazón en Fontana, una localidad de 1.011 habitantes.


Iglesia del Sagrado Corazón de Fontana

Iglesia del Sagrado Corazón en Fontana

O la Iglesia de San Pablo en Munxar, una población de unos 1.500 habitantes, que precisamente festejaban con grandes castillos de fuegos artificiales la fiesta en honor al naufragio de San Pablo en costas maltesas.




Iglesia de San Pablo en Munxar


Fiesta en Munxar



Munxar, Gozo

Muy cerca de Xlendi está Victoria, la capital de Gozo. El nombre viene de una decisión del antiguo gobernador británico a finales del S. XIX, que le puso el nombre de la Reina Victoria. Pero sus habitantes suelen llamarla Rabat, su antiguo nombre. 
Victoria, la capital de Gozo

Toda la vida comercial y burocrática de la isla pasa por ella y, a excepción del tráfico de sus vías principales, es una ciudad tranquila que ve aumentados sus 7.000 habitantes por muchos turistas que se acercan a ver La Ciudadela o a respirar la calma de callejear por su preciosa y cuidada parte histórica.
Entre sus calles antiguas se percibe la devoción de sus habitantes, que colocan placas de Santos y Vírgenes al lado de la puerta de sus casas y que han decorado con imágenes religiosas sus chaflanes. Todo está limpio y silencioso.  

Calles del casco histórico de Victoria (Rabat)













Placas e imágenes devotas al lado de las puertas

Monumentos y callejuelas,  plazas animadas y restaurantes, y una posición estratégica en el centro de la isla, hacen de Victoria una ciudad encantadora y una buena opción  para establecer el campamento base.
Pero quedan lugares que disfrutar en Gozo todavía.
El viento se ha desatado sobre Marsalforn, un pueblo en el litoral norte de Gozo dedicado principalmente al turismo, y famoso por sus cercanas salinas. No es temporada de turistas todavía y la localidad parece dormida entre el azul oscuro del mar y el oleaje.
A un par de kilómetros del pueblo, en un paisaje lunar, están las salinas de Qbajjar desde hace 2.000 años   Espejos de todos los tamaños y colores reflejan el cielo en medio de unos acantilados a veces blancos y calizos, a veces marrones y adornados por flores primaverales.

Salinas de Qbajjar




El fuerte viento, las nubes de arena y el paisaje, contribuyen a darle un ambiente mágico al momento, mientras semicerramos los ojos para poder leer una placa ubicada al lado del camino recordando a Nicky Farrugia, nadador maltés que estableció desde aquí el récord de travesía entre Sicilia y Gozo en 30 horas y 17 minutos.
Los tres días han transcurrido apacibles en Gozo.  Paseos, baños, acantilados majestuosos, fuegos artificiales, capillitas, caminos, puertas de colores, miradores y balconcitos de madera, viñedos, pueblos ocres, vestigios del pasado... y un mar con maravillosos tonos verdes y azules.


No hemos estado siete años como Ulises, retenido por los manjares, bebidas y promesas de inmortalidad de la ninfa Calipso.  Pero estos tres días nos han permitido conocer un poco los tesoros de esa isla mediana de Malta, apacible y tradicional.  Y hemos quedado encantados.

Narak ghal dejjem!! 
Hasta siempre!!



 

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