miércoles, 24 de abril de 2019

EXCURSIÓN: KLIS, SOLIN, TROGIR

Vistas desde la Fortaleza de Klis

Nos encanta la ficción.  
Y llevados por esa inclinación mitómana, nos despierta casi tanta curiosidad saber por dónde caminaron Daenerys Targaryen y su ejército cuando fueron a liberar a los esclavos de Meereen, que lo sucedido en la Fortaleza de Klis con los reyes y condes croatas que realmente vivieron allí. Nos gustan las series, qué le vamos a hacer.
Y nos sedujo la idea de visitar la Fortaleza de Klis, localización croata de Juego de Tronos. Y resultó que, como casi todo lo que el cine populariza, la Fortaleza de Klis tenía méritos históricos y arquitectónicos más que suficientes mucho antes de que Juego de Tronos la convirtiera en la ciudad esclavista que toma la Reina de Dragones.
La fortaleza, de piedra caliza dálmata, tuvo su origen en una construcción defensiva del s.III a. de Cristo, y se fue transformando en una imponente fortaleza medieval.  Ubicada estratégicamente entre las escarpadas montañas de Mosor y Kozjak,  controló desde sus 360 m. de altura las incursiones enemigas de Dalmacia, llegando a resistir el asedio otomano durante dos décadas y media, siendo el símbolo más famoso de la resistencia croata a la penetración de los turcos.

La Fortaleza de Klis 
El paisaje que desde ella se avista es impresionante: todo el territorio que se extiende hasta el Adriático queda a sus pies. en una panorámica realmente espectacular.

Y como decía al principio, nos gusta la ficción, y no pudimos evitar "pecadillos de serieadictos", como buscar la síntonía de la serie en Youtube y ponerla durante la ascensión a la fortaleza, representar a los personajes, o hablar de los añadidos virtuales en la serie. En fin, esas flaquezas perdonables de los que ya hace tiempo que en la tele sólo vemos series y deportes. 
En definitiva, la visita a Klis ha resultado interesante y divertida.



Unos cuantos kilómetros nos separan de nuestro próximo destino: las ruinas romanas de Salona, la más importante metrópolis de la que fue la provincia romana de Dalmacia. Actualmente se llama Solin, está a 6 km. al norte de Split, y tiene un gran interés arqueológico porque cuando los romanos tomaron el control de Dalmacia, Salona fue el centro político, cultural y militar más importante. Floreció durante la época de Diocleciano, cuando recibió el título honorífico de Valeria, la única hija del emperador.


Aquí nació el emperador Diocleciano, y de aquí, siglos más tarde, salieron huyendo de los bárbaros muchos cristianos, que se refugiaron precisamente en el Palacio que construyó aquél que tanto los había perseguido.
No hay turistas visitando las ruinas de Salona, que se extienden a lo largo y ancho de un extenso terreno entre vegetación. Nos movemos con total autonomía por los restos de la ciudad romana en la que se echan en falta más indicaciones. Los restos de la ciudad, de sus termas, puertas y murallas se diseminan en un extenso espacio y se puede pasear largo rato entre cipreses y restos romanos.  Aquí un enlace 


Lo más imponente es el anfiteatro construido en el siglo II, que llegó a albergar 15.000 espectadores. Una alfombra verde cubre el círculo central, al que se puede bajar sin ningún impedimento, y en el que juegan niños imaginándose gladiadores mientras una familia pasa el rato entre los vestigios romanos.  
Se hace rara esta libertad de movimientos entre los restos históricos, esta familiaridad con la que aquí se trata la memoria arqueológica.  A mí me resultó muy extraña esa sensación que tuve aquí de disfrutar de los restos históricos en lugar de visitarlos



Estoy segura de que las ruinas de Salona eran merecedoras de más tiempo, así como la visita al pueblo de Solin, al lado del río Jadro, pero teníamos otro destino todavía antes de acabar el día: la ciudad de Trogir, una pequeña perla del Adriático, cuyo singular casco antiguo lleno de edificios renacentistas y barrocos le valieron ser declarada Patrimonio de la Humanidad en 1997.

Vista aérea de la ciudad Trogir
con su casco antiguo enclavado en una isla de 1 km cuadrado

Los primeros en dotar a Trogir de su particular entramado urbano fueron los griegos, pero hubo diferentes pueblos después que la ocuparon-romanos, eslavos y sarracenos. Sin embargo, fueron los venecianos los que hicieron especial a Trogir y los que en ella construyeron la mayoría de los edificios que ahora la engalanan.


Se eleva en medio de ellos la catedral de San Lorenzo, cuya torre de 47 m fue ganando altura a lo largo de los siglos y sobresale entre los tejados de la ciudad.  La catedral muestra al visitante sus elementos románicos, góticos, renacentistas y barrocos, ya que su construcción comenzó en el siglo XIII y se prolongó hasta finales del s.XVI.
Varios palacios e iglesias se apiñan dentro del cuadriculado trazado del casco histórico, que también cuenta con bonitos rincones, plazas y callejuelas, en donde las konoba, las tabernas tradicionales croatas, ofrecen la cocina del país. 






Riva, el Paseo marítimo de Trogir

La R
iva, el paseo marítimo de Trogir resplandece con el sol y el blanco de sus fachadas, y las terrazas ofrecen delicias del mar y cervezas frescas para el alto en el camino.
Ha sido un día lleno de historia. Volvemos a Split, donde nos espera un último paseo vespertino entre los corredores del Palacio de Diocleciano.
Mañana, más.  Mañana, excursión a Mostar.


Vidimo se sutra!
Hasta mañana!

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