Se agotan nuestros días en Buenos Aires. Atisbo de tristeza...
Pero rápidamente se pasa, porque en todas partes, pero sobre todo en Buenos Aires, hay que vivir el momento.
Y hoy el momento se llama Palermo. El barrio de moda entre los porteños, lleno de locales de moda concurridos, de tiendas de diseño, de hermosos grafitis...
O más bien Palermos. Porque no sólo hay uno.
Está Palermo Soho, Palermo Hollywood y Palermo Chico. Allá vamos.
Ya echábamos de menos nuestras instructivas conversaciones con los taxistas de Buenos Aires, cuando apareció nuestro hombre, con unas ganas de hablar y una fina e irónica retranca que nos cautivó desde el primer momento:
-¿Palermo Soho? Palermo Hollywood? Este...yo les llevo a donde ustedes quieran, damas, pero, ¿Qué es eso del Palermo Soho, che? Pues el Palermo Viejo de toda la vida. Aquí en Buenos Aires estamos hechos para la maldad, jeje... Y nada, vamos corriendo los límites de los barrios y así se pueden encarecer el precio de los inmuebles. ¡Bárbaro! Y al final no sabemos ni dónde estamos. Muy nuestro, muy de acá, señoras. Acá primero se hacé la trampa y luego la ley, viste....Como cuando se quiso resolver este problema del caos del tránsito que tenemos haciendo circular coches de matrícula par o impar...Pues se compraron 2 chapas patentes, una par y la otra impar, sabés, y solucionado. Somos así ¿se entiende?
Ni que decir tiene que mi hermana y yo reíamos bien a gusto y que el hombre, motivado, todavía se potenciaba más en su cariñosa interpretación de la idiosincrasia porteña. El viaje fue de lo más ameno, como se puede imaginar, y además nos dejó en el centro neurálgico de Palermo Soho (o lo que sea, jejeje), en la Plaza Cortázar, cerca de dos pasajes -el Pasaje Russel y el Pasaje Santa Rosa-, llenos de grafitis, y al lado mismo de la calle Jorge Luis Borges.
Y comenzamos a deambular por Palermo Viejo, un agradable barrio de casitas bajas y establecimientos chic que se convierte conforme pasan las horas en una zona muy animada. Las calles con nombres de naciones suramericanas van cruzando la calle dedicada a Borges y aquí y allá se pueden observar hermosos grafitis y murales que adornan fachadas, locales y boutiques. Aquí tampoco abandonan ese afilado humor porteño como puede verse:
El Street Art se ha convertido en un elemento característico de la capital, en una parte del paisaje porteño que colorea y da vida a sus calles, e incluso se organizan tours por los distintos barrios para verlos.
Tanta es la tendencia, que incluso los dueños de muchos locales o establecimientos de Buenos Aires contratan los servicios de los artistas, para que con sus murales saquen del anonimato sus negocios.
Palermo Hollywood no es oficialmente reconocido como uno de los 48 barrios porteños sino como una parte de Palermo Viejo. Se podría decir que empieza al otro lado de las vías del tren, pero si no fuera por las emisoras de radio y las productoras de televisión y de cine que se han instalado de un tiempo a esta parte, nos daría la sensación de que no hay diferencia, de que es la continuación del Soho. Casitas bajas, bares, restaurantes, murales, quizá más discotecas.
Con la caminata se ha abierto el apetito y es hora de compensarse. Nos decidimos por ese "ojo de bife" tan rico y tan jugoso, acompañado de unos espárragos a la plancha, buenísimos también. Como entrante, provolone y chorizo para compartir. ¡¡Todo muy rico!!
Hemos recargado baterías y es que todavía hay otro Palermo. Uno que no tiene nada que ver con el que hemos visto hasta ahora, y que se llama Barrio Parque o Palermo Chico, una zona exclusiva, quizá la más cara de Argentina, en donde se sitúan muchos palacetes de embajadas, y donde en su zona más distinguida, diseñada por el paisajista Carlos Thays, se suceden calles circulares empedradas, arboladas con jaracandas en flor, silenciosas, sin tiendas, en las que se prodigan las mansiones, los coches caros y las mucamas de uniforme, y donde viven multimillonarios, políticos, artistas y grandes empresarios.
Cerca de aquí están el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), el Museo de Arte Popular José Hernández y el Museo Metropolitano.
Y cerca también, si es que hay algo cerca en esta ciudad, esta la Floralis Genérica, un regalo del arquitecto Eduardo Catalano a la ciudad porteña como símbolo y homenaje a todas las flores existentes.
Y este taxista de ahora es un joven con gustos "hard rock", que lleva en su taxi sonando "La Renga", una banda porteña con mucho éxito, formada en el barrio de Mataderos y con muchos años de trayectoria.
- Y Bue...¿Allá en España cómo tienen ustedes la inflación? ¿Y el paro?
También hemos aprendido eso en Buenos Aires: hay que estar al día en conceptos micro y macroeconómicos, porque aquí todo el mundo, no es que los maneje y tenga una opinión sobre ellos, sino que te pregunta y espera el mismo conocimiento por tu parte. Así que si tenéis previsto un viaje a Buenos Aires, poneos al día rápido de lo que es la base monetaria, la devaluación, fluctuación, inflación, IPC... aunque sólo sea para salir del paso.
Estamos ya en la puerta del Café Tortoni.
Como siempre, hay fila ante la puerta para entrar a tomar algo en el café, pero nosotras llevamos las entradas del espectáculo y un empleado nos conduce hasta la sala del Tango. Un escenario con decorado de arrabal espera a los artistas y, mientras, el público es atendido por camareros muy acicalados que traen las consumiciones antes de que empiece el espectáculo.
Salen los bailarines y dramatizan una escena de arrabal porteño. Tres parejas, un cantante, atildados ellos, sugerentes ellas.
Comienzan los compases de un tango que se baila a veces sutil, a veces elegante, a veces brusco y desvergonzado, marginal o sofisticado, esperanzador o irremediable, romántico y pendenciero.
Dice un dicho: "El tango es un amor de 3 minutos". Nunca se hubiera podido expresar mejor. Durante los 3 minutos que dura la música, los bailarines se enamoran y nos transmiten la sensualidad, el abrazo y el abandono, el encuentro y el desencuentro, lo fatal, lo romántico, la pasión.
"Así se baila el tango,
sintiendo en la cara
la sangre que sube
a cada compás,
mientras el brazo,
como una serpiente,
se enrosca en el talle
que se va a quebrar"
Con los acordes y las imágenes de ese tango se va apurando nuestra estancia en Buenos Aires. Todavía queda tiempo de volver andando hasta el hotel para despedirnos de esa Buenos Aires nocturna, iluminada con edificios históricos, neones de teatros y luces de establecimientos donde la gente conversa, toma asaditos, y buenos vinos, y birras frescas, y fernet branca...Amiguea, charla, arregla el mundo y discute de política, de economía, de fútbol, de lo que haga falta, con ese verbo florido tan suyo.
Nos ha encantado Buenos Aires. La ciudad y su gente se han ganado para siempre un lugar entrañable en nuestra memoria.
Que te vaya relindo, BsAs! Chau, chau!
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