martes, 23 de octubre de 2018

CHAOUEN, PANTONE AZUL


Es difícil hablar de Chaouen sin caer en los tópicos: la ciudad azul, la perla azul del Rif, el reino índigo, el laberinto azul ... No se puede separar su nombre de toda esa gama de azules y malvas que embellece sus calles, patios, fuentes, puertas y plazas, en una búsqueda religiosa del paraíso celeste o en una búsqueda más terrenal del fotogénico reclamo turístico. Azul cielo, cobalto, marino, índigo, oscuro, cerúleo, lapislázuli, turquesa, eléctrico, ultramar... Quién da más? Chaouen.
Según afirma la BBC, sólo hace 2 décadas que la pintura azul, característica de una parte de la medina habitada por judíos, se exportó a la medina entera y a sus diferentes barrios. Y a decir verdad, yo no la recordaba tan azul hace 33 años cuando la visité por primera vez.
Pero ahora Chaouen tiene todos los azules del mundo y los desparrama por su medina, y los esparce aquí y allá creando un mundo mágico entre celeste y marino, que sorprende detrás de cada recodo, de cada arco,de cada pasaje.


Sea por la tradición judía, por ahuyentar a los insectos, o por embellecer la ciudad, cada año en la fiesta Laouacher antes del Ramadán,  sus habitantes limpian, encalan y azulean sus casas, calles y patios, con unas 15 toneladas de pintura blanca y azul, y la ciudad de Chaouen, Chefchauen, o Xauen en tiempos del protectorado español, estrena su vestido azul, y limpia, cuidada, adornada,-a veces hasta extremos de postal-, sigue viviendo a un ritmo pausado, tan tranquila como hace 33 años.


O quizá mucho más tranquila en cuanto a nosotros se refiere, habida cuenta de que, ya sea por el control policial existente o por nuestra ya bien dudosa apariencia de mochileros, el ofrecimiento de hachís por la calle -(el famoso kif del Rif del que aquí dejo una bonita información)- que en otro tiempo representó un auténtico acoso, ha resultado ahora prácticamente inexistente.

La verdad es que es una de las ciudades más bonitas, vistosas y tranquilas de Marruecos, amén de un paraíso para la fotografía: cualquier foto, cualquier sencillo detalle, quedan embellecidos por un marco azul incomparable. Y el hecho de que hasta el 1920 con la entrada de los españoles fue una ciudad santa y prohibida para los extranjeros, repercutió en la salvaguarda de su trazado y sus tradiciones.  Esperemos que no sucumban con el tiempo a nuestra ofensiva turística. 


Siempre digo que doctores tiene la Iglesia, y que páginas con detallada información de viajes abundan en la red, así que no aburriré con los mismos datos que se repiten una y otra vez en todos los blogs y webs sobre Chaouen sobre a dónde ir y lo que hay que ver
HAY QUE VER CHAOUEN.  Toda ella. 
Remitiré a cambio a esta bonita página y a esta otra donde encontrar muchas cosas culturales interesantes de esta maravilla de población.
Sí que me apetece como contrapartida ilustrar con algunas de las fotos que hice y pequeños datos, la bonita experiencia que me supuso visitarla de nuevo.
Pero antes, un recuerdo entrañable: 

El Hotel Salam
Hotel Salam, Chaouen, 1985
En la primavera de 1985 fuimos por primera vez a Marruecos. Recorrimos todo el Rif en un coche alquilado y visitamos Tetuán, Larache, Asilah, Fez, llegando hasta Meknés, Ifrane y Sefrou. 
Éramos jóvenes, muy jóvenes.
Nos alojábamos en hoteles tan peculiares como sugerentes sus nombres: el inigualable hotel Cascade, con la anciana pelando gallinas en la recepción; el hotel Oasis de evocador nombre, con su recepcionista flipado tocando los bongos sin descanso; el cámping de Asilah, abierto clandestinamente para nosotros con su excursión-timo para ver "flamingos" que nunca vimos; el hotel Sáhara con su ejército de guías esperando en la puerta...
Fuimos también a Chaouen y estuvimos alojados en un hotel muy auténtico, en el que teníamos que pasar por la cocina para acceder a nuestra habitación.
No había manera de recordar su nombre. 
Ahora, 33 años más tarde y durante esta última estancia en Chaouen, al subir la pronunciada cuesta que lleva a la Plaza Uta el-Hamman, pasamos por delante y lo reconocimos: ¡el Hotel Salam aún existía! 
Le pedí al dueño si podíamos pasar a recordar viejos tiempos y muy amablemente nos invitó a pasar. Pudimos comprobar que allá seguía, -remodelado, eso sí-, el rincón donde habíamos reído tanto hace años.
Fue realmente entrañable.  

Hotel Salam, Chaouen, 2018
Muchas veces me he dicho después de decepcionarme en algún regreso, que a los lugares que he amado no debería volver... pero volver a Chaouen ha sido la demostración de que siempre es bueno arriesgarse a hacerlo.
Chaouen ha cambiado, cierto. Y la gente joven utiliza el móvil asiduamente, los críos juegan con videojuegos y llevan camisetas de Messi...







Pero en Chaouen continúa habiendo campesinas que bajan los días de mercado y llenan la medina de sus ropajes de rayas y sus frescos productos; y detrás de un recodo aparece una niña que corre con un pan redondo y oloroso recién hecho en casa. Los ancianos con chilaba siguen sentándose a hablar de lo humano y lo divino en la Plaza Uta el-Hammam y los tes a la menta siguen durando toda una tarde, a la sombra de una morera o de un emparrado viendo pasar la vida. Las terrazas siguen llenando los cielos de coladas, los comerciantes permanecen sentados en su escalón igual que antes, esperando el ritual del regateo, y las hermosas fuentes de azulejo y filigrana siguen manando frescas, calmando la sed y el calor, y llenando recipientes...




Chaouen ha cambiado. Cierto. Pero creo que lo importante, sigue igual. 
Y en su favor diré que un McDonalds intentó instalarse en la ciudad... Pero el rechazo de sus habitantes hicieron desistir del proyecto. Ahí es nada, un pueblecito de las montañas del Rif plantando cara a todo un McDonalds y diciéndole que prefiere los pinchitos de Mahmud...
Así que todavía hay esperanza.

Y ahora, esas fotos y esos datos prometidos:

Patrimonio de la Humanidad
En 2010 la Unesco declaró Chaouen Patrimonio de la Humanidad. 
Su preciosa esencia es el resultado del encuentro entre las culturas
bereber, musulmana, judía y andaluza. 
Para que luego digan que la diversidad y la mezcla no es un tesoro.
Las Zaouïas
Había oído hablar de madrasas, mezquitas, mausoleos... Pero no de Zaouïas.  Al fondo una de las 11 zaouïas que existen en Chaouen, 
hermandades religiosas parecidas a las cofradías,
que se agrupan en torno a la figura de un fundador.

El suelo de la Medina

 El suelo de la medina de Chaouen aparece limpísimo y cubierto en todo su trazado de piedras redondeadas o planas, gastadas y brillantes del continuo trasiego de sus habitantes. Por cierto, el suelo pintado de azul indica que la calle no tiene salida



Los gatos de la Medina
Los gatos campan a sus anchas en Chaouen.
En cualquier rincón aparecen dormitando o jugueteando.  
Son un habitante más de la medina y normalmente 
son cuidados y alimentados por la comunidad,  
aunque hay quien los tiene como animal doméstico.
...y los perros
El guardián de las casas, jeje...
Con tanta tranquilidad,
¿quién no se echa un sueñecito?
Recuerdos de Al-Andalus
Pintadito de blanco, ¿no os recuerda a Vejer de la Frontera?
Según cuenta la tradición, Ali Ben Rachid el fundador de Chaouen le prometió a su mujer Lalla Zahra, noble española convertida al Islam y nacida en Vejer, que Chaouen se parecería a su ciudad natal.  Y fue así.
Actualmente incluso están hermanadas.

Saida Al Horra, heroína de Chaouen
Imagen relacionada
Y siguiendo con mujeres notables, mencionaremos a Saida Al Horra
nacida en la ciudad, hija de los anteriores 
y mujer fundamental en la historia de Chaouen. 
Gobernó con total independencia como Señora de Tetuán durante años, 
se enfrentó con los hombres más poderosos del momento, 
y admiró a propios y extraños con su inteligencia y elegancia. 

Vestidos tradicionales

Chaouen mantiene muchas de sus tradiciones respecto a la indumentaria y es una sinfonía de color ver a sus mujeres vestidas con sus tradicionales rayas rojas y blancas y sus sombreros de paja con borlas de colores.  

Muchos de los hombres visten también a la manera tradicional, 
con las túnicas chilabas más frescas en verano 
y de lana con capucha cuando comienza el frío.

Las bebidas 
Chaouen es una ciudad santa y se mantuvo aislada hasta entrado el siglo XX,
así que no está fácil lo de beber alcohol.
Su bebida típica, el té a la menta es buenísimo, 
así como el café y los zumos, especialmente los de naranja.
Hay sin embargo un par de lugares 
donde tomar una cerveza y comer con vino:
 El Hotel Parador, cuya terraza es magnífica, y
los restaurantes Oum Rable y Al Moukhtar, ya fuera de la medina.  
El Protectorado español
Todavía hoy quedan en las placas de las calles los vestigios de la época del 
Protectorado español en Chaouen, al que las tribus rifeñas lideradas por Abd el-Krim opusieron una férrea resistencia, llegando a declarar la República Independiente del Rif que duró del 1921 al 1926, 
fecha en que el ejército franco-español 
dominó finalmente la región.

Tras la independencia de Marruecos, en los años 50 las indómitas gentes 
de la montañosa región del Rif y de Chaouen se levantaron 
contra las políticas gubernamentales que marginaban y castigaban la zona. 
Pero fueron sofocadas por bombardeos. 
  

El kif del Rif
Resultado de imagen de kif del rif
El cultivo del cánnabis y su transformación en hachís sigue siendo 
la principal fuente de riqueza de una zona poco beneficiada por las inversiones y tradicionalmente aislada y marginada. 
El sector ocupa a gran parte de la población y supone el 40% de la producción mundial de marihuana y el 10% del PIB marroquí. 
Los intentos de cambiar los cultivos por otros alternativos 
no han dado el resultado esperado e incluso el Gobierno se plantea su legalizacióny aunque el Islam prohibe su uso, no se dificulta su cultivo y producción.
 Y para acabar, 
un juego que me propuse con la cámara de fotos.
Se titula:
 "No todo es azul en Chaouen"



















Y recordad...
"la prisa mata, amigo";)


No hay comentarios: