Una verdadera isla, en lo geográfico y también en lo simbólico, porque cuando se advierte el lujo que se desparrama por algunos de los acantilados de Santorini, con hoteles exclusivos y carísimos con piscinas privadas en la habitación, es difícil no pensar que cerca de allí, en islas vecinas, la precariedad más terrible desembarca porque ha de elegir entre la guerra y la desoladora condición de refugiado.
Cuando estaba allí, ante esa belleza abrumadora, notaba una montaña rusa de sentimientos, entre el placer y la tristeza, entre el agradecimiento por poder disfrutar de un lugar tan precioso y la pesadumbre por el privilegio.
Pero como sabéis esto es sólo un sencillo bloc de viajes donde explico mis impresiones cuando viajo, que es una de las cosas que más me gusta hacer. Así que pasaré a contaros cuatro cosillas sobre la isla.
Detalle en Fira |
Al fondo, la ciudad de Oia |
La caldera de ese volcán quedó hundida. De ahí la forma de media luna de la isla con la caldera en medio y los acantilados volcánicos que la rodean de más de 300 m. de altura.
Santorini pues es una isla volcánica en la que contrastan sus preciosas ciudades de Oia i Fira con la soledad de sus páramos, las explosiones de color de sus buganvillas con la sequedad y el polvo de sus caminos. Santorini es a veces multitudinaria y a veces elitista, es ventosa y calurosa, concurrida y solitaria,
Y especialmente hermosa.
Santorini pues es una isla volcánica en la que contrastan sus preciosas ciudades de Oia i Fira con la soledad de sus páramos, las explosiones de color de sus buganvillas con la sequedad y el polvo de sus caminos. Santorini es a veces multitudinaria y a veces elitista, es ventosa y calurosa, concurrida y solitaria,
Y especialmente hermosa.
¿PLAYAS EN SANTORINI? HAYLAS!!Í
En Santorini en contra de lo que se cree SÍ hay playas. Se sitúan principalmente en el sur y en el este de la isla y es importante tener un vehículo para poderse desplazar hasta ellas. Pero que nadie espere aquí la típica playa cicládica de arena dorada. Como todo en la isla, sus playas también tienen el recuerdo del volcán, y sus arenas son negras,,,o rojas! y suelen estar enmarcadas por abruptos acantilados sin vegetación de color blanquecino o rojizo.
Nuestro rinconcito en Perivolos |
Así que, no están en la costa oeste que es la que todo el mundo visita, pero sí que hay playas y muy agradables.
EL "SUNSET" Y OTROS RATICOS
Hay varios momentos al día en la isla de Santorini en los que -si se puede-, conviene hacer lo contrario de lo que hace el resto de visitantes:
1) Uno de esos momentos es muy temprano, cuando todo el mundo duerme todavía y las calles, el mar y el pueblo se está despertando. Las callecitas están desiertas y el paisaje estrena esos azules y blancos tan sugestivos que se pueden disfrutar con absoluta tranquilidad y silencio.
Oia desde Imerovigli |
2) Otro de los momentos es a media mañana, cuando llegan los cruceristas y llenan las callejuelas, las iglesias, las tiendas, los miradores, los burros y el cable-car de Fira y Oia. Es el momento de relajarse en un barecito a ser posible con vistas, hacer un itinerario por la isla, o ir a descubrir playas.
¿¿Que cómo estaba la plaza??? Abarrotá!!!! |
Así, sí! |
Pues bien, un secreto:No hace falta ir a Oia a ver el sunset como todo el mundo. Tampoco hace falta ir al sitio más caro y más in de Oia. La puesta de sol es estupenda no sólo allí, sino también en Fira, en Imerovigli y en Firostefani. . El sol, muy democrático él, se pone para toda la costa oeste con la misma magnificencia.
(Y otro secreto: la puesta de sol es magnífica, espectacular. Pero en otros lugares que he visitado, donde no se espera tanto, donde no tiene tanta propaganda ni gentío, también es majestuosa. Discretamente majestuosa, eso sí)
Así veíamos nosotros el sunset en Imerovigli |
¡¡QUE VIVAN LOS NOVIOS!! |
¡¡Y ESTOS TAMBIÉN!! |
EL PULPO Y OTROS MANJARES
En Grecia no sólo tienen una comida riquísima, sino que son generosos con ella. (Siempre he pensado que la generosidad gastronómica con el visitante es una gran carta de presentación de un pueblo)
Es difícil destacar una entre todas las maravillas culinarias que tienen, mezcla del mediterráneo y de oriente, pero quizá en Santorini la estrella sea el pulpo. Pulpos que se secan al sol en un baile peculiar cerca de las tabernas y las playas, y que luego sirven generalmente a la brasa.
Por cierto, divertidísimas las aventuras de estos pulpos por Oia!!!
Pero no sólo de pulpo viven los griegos: las ensaladas, las hortalizas, los pescados y mariscos, el soulaki de carne, las albóndigas picantes, ese pan de pita buenísimo, esos postres deliciosos con el toque casero que a menudo te regalan... En Santorini, como en toda Grecia, se come la mar de bien. Y si se evitan los sitios turísticos y se hace caso de las recomendaciones de la gente de allí, se come bien de precio en unas tabernas sencillas pero exquisitas, donde todo queda en casa: el padre pesca, la madre cocina, la abuela hace los dulces y los hijos atienden las mesas.
Una muestra de los platillos que degustamos y una gran recomendación: Taverna Giorgaros en la carretera yendo al Faro cerca de Akrotiri. ¡Estupenda!
LAS CIUDADES DE LOS ACANTILADOS
Llaman poderosamente la atención esas ciudades blancas, encaramadas en lo alto de los oscuros acantilados de Santorini. De lejos parece que la nieve se hubiera quedado a vivir en el centro del Mediterráneo. Todas esas casas, cuevas y construcciones apiñadas, que se apoyan unas en otras haciendo un maravilloso y bellísimo entramado de escaleras, terrazas, viviendas, patios e iglesias tienen su razón de ser en las particularidades orográficas de la isla, en la ausencia de madera y en el aprovechamiento y sostenibilidad de las edificaciones. Y el resultado, además de pintoresco es realmente precioso. Dejo un artículo interesante sobre la manera de edificar en Santorini
Fira es la capital, pero la joya de la corona es Oia. También es la más refinada y prohibitiva, y seguramente el lugar más caro de toda Grecia.
Oia, que se pronuncia Ia, es un puzle de callejuelas, casitas, ermitas, tiendas, tabernas, patios y escaleras que desciende por una buena parte de acantilado.
Desde las terrazas y los miradores las vistas son un espectáculo. El contraste entre el blanco, el azul y los tonos oscuros del terreno son únicos. La luz es deslumbrante y la fuerza del sol intimidatoria, pero sopla el meltemi y aunque arruine los peinados, evita el calor. El mar, de un azul marino profundo, queda recogido y tranquilo en medio de esa especie de atolón que se formó alrededor de la caldera del volcán.
Sin embargo, para llegar al mar desde Oia aún queda un buen trecho. Se puede ir en vehículo, en burro, o salvar a pie los 250 escalones que hay hasta el puertecito de Ammoudi Armeni, un lugar encantador justo a los pies de Oia, en donde existen unas deliciosas tabernas al lado del mar. Comimos estupendamente en una de ellas, atendidos por un muchacho mitad griego y mitad catalán.
Fira o Thira es la capital de la isla y ocupa otro de los riscos, a 260 metros sobre el nivel del mar, desnivel que se puede salvar también en burro, en funicular, o en modo "valiente" salvando los 600 escalones que la separan de su puerto viejo. También es preciosa y luce imponente.
No es tan chic como Oia, y sus tiendas no son tan exclusivas, pero a cambio en ella se localizan los Museos, cantidad de ermitas, la Catedral católica y la Catedral ortodoxa.
Más de 2 millones de turistas visita Fira cada año.
Y seguro que no quedan defraudados.
Los burros y las mulas han cubierto desde siempre una necesidad en Santorini y eran el medio de transporte tradicional ahora convertido en atracción turística. Pero aparte de típica, no resulta demasiado cómoda ni idílica. |
¿Quién se resiste a un selfie en Fira? |
Estas dos localidades son más tranquilas que Fira y están situadas a más altura, con lo que las vistas son también extraordinarias.
OTRAS PERLAS
Recorriendo la isla el paisaje es en general árido. Y más en verano, porque las lluvias se concentran en invierno. Sin embargo, la vid se cría bien en este suelo volcánico y da lugar a buenos vinos, como el Vinsanto, el más conocido. Otros son el Aidonitrai, Asirtiko, o Athyri.
Los paisajes son secos y ralos, y no hay árboles de crecimiento natural, aunque sí que hay arbustos y árboles decorativos y mediterráneos alegrando pueblos y casas, como la buganvilla, los ficus, las adelfas y el olivo.
Una de las atracciones al sur de la isla es Akrotiri , uno de los asentamientos arqueológicos más importantes del país que ilustra sobre la forma de vida de la civilización minoica.
Recorriendo la costa de Santorini se encuentran pequeños puertos en los que sus embarcaciones aportan los ricos manjares del mar, capturados aquí con redes de color amarillo.
Las iglesias y ermitas se suceden aportando al paisaje esas formas redondeadas blancas y azules tan características de las islas.
Para recorrer la isla hay numerosos establecimientos de alquiler de coches, motos o quads que permiten llegar a todos los rincones y conocer toda la isla, no sólo las bellas poblaciones de la costa oeste.
Las islas griegas me encantan. He ido varias veces y no descarto en un futuro volver a conocer las que me faltan.
Santorini me ha gustado muchísimo. Ese aire especial y mágico que la envuelve puede que sea el testimonio como muchos aseguran, de que allí antes del fatal catalismo que levantó olas de más de 200 metros, estuvo la mismísima Atlántida.
Yásas Santorini! |
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