miércoles, 12 de octubre de 2022

AY, LAS ROAD MOVIES...

HOTEL

Desde que llegó a Estados Unidos, Miguel se repetía interiormente los consejos de su amigo Manolo, que había sido el primero en avanzadilla en irse a buscar la vida al sueño americano: 

-Miguelito, ten cuidado cuando duermas en un hotel de esos de carretera, de esos a los que siempre les parpadean las luces encima del cartel de vacancy, que no quiere decir vacaciones sino vacante...piensa que por algo será. Porque si oyes que buscan a un criminal, seguro que es el que silba una siniestra cancioncilla infantil en la habitación de al lado. Sí, esa de donde provienen también unos extraños golpes y ruidos. Si miras por el agujero que seguro habrá en la pared, contemplarás con espanto una terrorífica escena gore. Llama a la policía si quieres, pero solo si antes, que te conozco, has tirado la merca o la maría por el retrete, porque si la cosa no está clara, cuando venga la teniente vas a pringar tú Miguelito.  Cuando lleves un tiempo en Estados Unidos ya ni se te ocurrirá llamar… 

No se te ocurra tampoco pedir ayuda en la casa que se ve a lo lejos. Seguro que vive un psicópata que guarda animales disecados o calamidades parecidas en su sótano. Eso, como poco. No confíes en el de mantenimiento, sí, ese que lleva un gran rollo de plástico bajo el brazo, no te fíes del recepcionista tampoco, ni le des las llaves de tu coche para que te lo aparque, so pena de encontrarte un cadáver envuelto en aquel rollo de plástico en el maletero cuando te pare la policía, si es que has conseguido salir con vida del hotel. Hazme caso, Miguelito, enciérrate en la habitación del hotel, echa doble vuelta de llave, el cerrojo, y sobre todo no duermas en toda la noche.

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