BUDAPEST

Un tímido sol queriéndose imponer a la niebla, gorras del ejército, gorros de zarina, matruscas con muchos Lenin cada vez más grandes –o más pequeños, según se mire,- y una preciosa opéra dorada y roja a la que Francisco José sólo tuvo a bien asistir un día.

Baños de alcurnia al alcance de todos, escaparates de lujo preparándose para la Navidad en Andrassy, y obras, muchas obras rescatando del hollín y del paso del tiempo el monumental patrimonio. Salami, encurtidos, sabrosos gulash regados con vinos blancos en preciosos locales de otras épocas, y paprika, mucha paprika.

Listz y Mozart sonando en el órgano de San Esteban, y la gran sinagoga superando su pasado de cuartel impuesto por los nazis para lucir más dorada que nunca. Sissí emperatriz haciendo confluir su calle con la del que dicen que fue su amante, y aquí y allá vestigios de pasados comunistas.

Vistas de Buda y vistas de Pest unidas por puentes sobre el Danubio que no era azul, y las afiladas agujas del Parlamento insistiendo en deshacer la niebla. Joyas civiles y joyas eclesiásticas en el Castillo, celebridades ecuestres, grupos de niños magiares aprendiendo de su historia entre las torres de hadas del Bastión…y paprika, mucha paprika.

Hemos estado en Budapest y como podréis ver en el vídeo, su lluvia respetó nuestro quehacer turista.
Como fondo musical, “Pequeño vals”, de Marlango.